martes, 11 de noviembre de 2014

226. Parejas

Es reconfortante comprobar que existen parejas que, pasado el  tiempo,  siguen unidas, queriéndose y soportándose; que a lo largo de los años han sabido, quien sabe si por suerte o por habilidad, acoplarse de modo que las aristas de uno no lastimen al otro, y que se ayudan mutuamente a sobrellevar el paso del tiempo, ese ponderable que nunca avanza al mismo ritmo para todos y siempre corre más de lo que uno quisiera.


Fotografía: Carmen Cunqueiro Suárez

miércoles, 5 de noviembre de 2014

225. Desafecto

Lo que está pasando con Cataluña recuerda un poco a una crisis de pareja, donde una parte piensa que no hay más solución que el divorcio y a la otra no se le ocurre nada mejor que esgrimir la indisolubilidad del matrimonio y argumentos del tipo: “¿adónde piensas ir, si tú sin mi no eres nadie? Y en medio del ruido, los hijos, que no tienen culpa y siempre se llevan la peor parte. En el fondo entiendo a los catalanes, pues con todo lo que está pasando en España y con el gobierno que tenemos dan ganas de huir a donde sea. De hecho, estoy convencido de que el gran desafecto que los catalanes sienten por España en buena medida se debe a la incompetencia y la forma tan reaccionaria y miserable de hacer política que tienen los políticos que ahora nos gobiernan (y tenían, cuando aún estaban en la oposición). En cualquier caso, la situación es bastante confusa y no resulta fácil hacerse una composición de lugar, pues en el bando de los descontentos tampoco todo resulta comprensible y quien se decía radical, a estas alturas del partido parece el más razonable y el que se creía moderado ahora se muestra más impetuoso. En fin, sólo espero que la jornada del próximo domingo, 9 de noviembre, en Cataluña todo discurra dentro del clima de civismo que ha imperado hasta ahora, y a los catalanes les pido un poquito más de paciencia, pues estoy convencido de que pronto vendrán mejores tiempos e interlocutores para un diálogo más productivo, 

224. El cielo y la tierra


Los habitantes de la tierra miran con atención, inquietud y santa envidia a los residentes en el cielo. Estos a su vez vigilan a aquéllos en silencio, quietos y muy atentos, pues corren rumores de que pretenden tomar el paraíso al asalto.