lunes, 30 de marzo de 2020

411. Adiós

Ayer domingo falleció mi madre y quiero desde este blog hacerle un merecido homenaje en forma de carta de despedida. Carta que también saldrá publicada mañana martes en La Voz de Galicia, edición de Bergantiños. Desde aquí mi agradecimiento a Xosé Ameixeiras por facilitarme esa publicación. Aunque en este blog el idioma utilizado es el castellano, en esta ocasión voy a usar el gallego, la lengua con la que siempre me comuniqé con mi madre y que es, a fin de cuentas, también mi lengua materna.



Carta a Manuela Pena García
Todo foi tan triste, o Alzheimer é unha enfermidade moi condenada. E para rematar, leváronte directamente da morgue ao panteón, sen apenas poder despedirnos de ti. Os dous últimos anos foron moi duros, para todos os que te queriamos, pero iso non é nada comparado co que ti sufriches, en soidade. Non lle tiñas medo á morte, dicías, pero pensar que esta é para sempre dábache pánico. Non merecías ese final. Houbo moitos momentos de rabia en que desexei ser crente para poder blasfemar como Deus manda. Pero eu prefiro quedarme cos momentos bonitos, que tamén os houbo. Foron dous anos tamén nos que puiden darche o cariño que non che souben dar antes, un cariño que tanto necesitabas, e que tanto botaches en falta ao longo da túa vida. Puiden tamén coñecer á persoa que fuches antes de que eu nacera, de nena, de moza. Iso non hai cartos no mundo que o paguen. Non hai moito, durante un xantar entrañable, unha amiga que me coñece moi ben, pero que non vos coñecía nin a ti nin a papá, fíxome unha pregunta que me deixou tremendo: - José Manuel, o teu sorriso de quen o herdaches, do teu pai ao da túa nai? Non dubidei nin un segundo. O triste é que nunca reparara niso e nunca lle din a importancia que iso tivo e segue a ter na miña vida. Ademais da forma de rir e de sentir, o disfrutar con moita alegría os momentos bonitos e a actitude optimista de intentar esquecer as cousas tristes canto antes, - non penses niso agora, soías dicirme, é o legado máis prezado que me deixas. Sei que agora vas descansar, espero que sexa no ceo, pois ti si es crente e porque o tés gañado. A min concédeme un par de semanas para chorar a túa perda, pero despois prométoche que vou recordarte sempre con un sorriso e con moitas gañas de vivir, como as que ti tiñas. Este retrato é un dos centos que che fixen nos derradeiros dous anos. Foi ao comenzo da túa enfemidade, ti xa sabías que algo andaba mal, pero gústame esa expresión de dignidade coa que miras á cámara e ao futuro. Así eras e así te recordarei sempre. Descansa en paz, Mamá.



viernes, 20 de marzo de 2020

410. Contrarios


Para combatir un poco el tedio y la ansiedad producidos por el confinamiento al que nos tiene sometidos el coronavirus, un grupo de amigos aficionados a la fotografía nos propusimos el reto de, durante dos semanas, subir a facebook cada día una fotografía sobre un tema dado (15 días acompañados. Fotosclandes somos #piña. #yomequedoencasa) Luego solemos comentar y valorar las respectivas propuestas. El tema de hoy, quinto día de encierro, era “contrarios” y mi aportación fue la imagen que acompaña a este texto. Pero en esta ocasión, en vez de un comentario me encontré con una pregunta. Una de esas preguntas que, bien por el fondo, bien por el momento en que son planteadas llevan mucha metralla y te obligan a reflexionar antes de responder. La planteaba un compañero íntegro y artista integral. Sus comentarios acostumbran a ser bastante afilados y su pregunta no podía ser menos: ¿Quién puede con quién? – inquirió. Me tomé un tiempo, no mucho, antes de responderle y tuve que reconocer que la goma, sin duda. La goma, Antonio, siempre puede con el lápiz - aduje. Y no lo digo sólo por el género de estos dos sustantivos, sino porque es así, es ley de vida. Pero eso no es óbice para que sigamos escribiendo, dibujando o simplemente garabateando en nuestra biografía (creativa).

viernes, 6 de marzo de 2020

408. Superhéroes

Los superhéroes y las superheroínas tienen un componente humano que ni en el cine ni en la literatura salen mucho a relucir. En la vida cotidiana sucede otro tanto. Cada vez que estos personajes, -Batman, Superman, Wonder Woman, doña Herminia o como se llamen-, se embuten en sus trajes de superhéroes todos esperamos de ellos que nos solucionen un problema o nos saquen de un apuro. En el fondo más que superhéroes son unos pobres criados al servicio de gente que es demasiado perezosa o incompetente para valerse por sí misma. Se ven obligados a cumplir su misión sin rechistar, y la cumplen aunque les cueste un riñón o la propia vida. En las películas americanas al final de una misión el héroe suele disfrutar de un pequeño momento de gloria y de algunos aplausos, pero una vez cumplido el servicio el héroe vuelve pronto al anonimato. En la vida real, héroes y heroínas apenas salen del anonimato y el más que merecido premio por sus intervenciones casi siempre brilla por su ausencia. Y cuando llega el día en que ya no pueden cumplir con su misión, desparecen y caen para siempre en el olvido. Pocas cosas hay tan tristes como contemplar un traje de superhéroe colgado en la pared. Como pasado mañana es el Día Internacional de la Mujer quiero centrarme sólo en las superheroínas, esas mujeres que hacen que este mundo funcione, resulte habitable y merezca la pena, y les brindo desde aquí este pequeño homenaje. Va por ti, Mamá.