sábado, 24 de mayo de 2014

206. Reflexionando

Mañana domingo, por fin, tenemos elecciones al parlamento de la Unión Europea. Digo 'por fin', porque llevamos un par de semanas escuchando a políticos repetir automática y machaconamente las mismas palabras vacías de contenido, los mismos lugares comunes y las mismas mentiras de siempre. Cualquier trilero de esos que intentan timarte unos billetes con sus juegos de cartas o con sus cubiletes en las zonas peatonales concurridas tiene un discurso mucho más hábil e inteligente que la mayoría de nuestros candidatos. En general, el circo que acostumbran a montar los políticos españoles en época electoral a mi siempre me trae a la memoria una película que vi hace muchos años, “La parada de los monstruos” creo que se titulaba, y que me impresionó mucho. Igual que entonces, hoy tampoco sabría decir cuál de todos los personajes es más patético o cuál de ellos me inspira más miedo. Pero en España la víspera de una jornada electoral se considera jornada de reflexión y eso sí hay que respetarlo, son las reglas del juego, y un servidor es lo que va a hacer: se sentará delante de su ordenador a ver esta fotografía y reflexionará, vaya si reflexionará, todo lo que pueda.

viernes, 9 de mayo de 2014

205. Noches compostelanas

En la noche compostelana uno puede toparse con políticos orondos luciendo billetera, tipo y rólex en los bares de moda; con candidatos a sacerdote poniendo a prueba su vocación entre anatomías de toda índole; con turistas exterminadores de marisco con cara de haber sido víctimas de un timo; con chicas jóvenes que al pasar parece que cosen las losas al suelo con sus tacones de aguja; con porteros de discoteca con aspecto de no haber roto nunca un plato y también de los otros; con lobos solitarios y gregarios que buscan ovejas descarriadas en los bares de siempre; con alcohólicos anónimos y agresivos camuflados entre bebedores ocasionales; con mendigos montando sus saloncitos a la entrada de una sucursal bancaria; con peregrinos despistados buscando la puerta que conduce al paraíso; o con fotógrafos que parecen espiar a su vecina por la mirilla, pero en realidad se observan a sí mismos en la mirada de los otros; - y con profesores de los que tienen respuesta para todo; con vicerrectores extasiados; con taxistas más leídos que un notario; con tunos fosilizados y perdidos en el tiempo; con agentes inmobiliarios y del orden; con taxidermistas sin talento; con recepcionistas de hotel que no se llevan con su suegra; con sepultureros enganchados al anime y al manga; con barrenderos letraheridos expertos en Benedetti; con monjitas inmortalizándose en un selfie; con hipsters compungidos manipulando su ipod como si estuviesen intentando abortar un ataque nuclear; o con abuelitas regresando de adorar a alguna Virgen, que tendrían mil razones para quejarse de su suerte mas sin embargo no lo hacen; - y también con caballeros de muy triste figura; con escritores con barba de chivo expiatorio; con enanos trillizos que se llaman todos Alfredo plantados ante un edificio que antes no existía; con campanadas estremecedoras que abren brecha entre la bruma para dejar a la vista calles que no llevan a ninguna parte; con sombras alargadas que no cumplen con las espectativas creadas; - y, por supuesto, también con luces, muchas luces; luces mortecinas que irremediablemente acabarán ahogándose en un charquito de agua.