Es muy
importante hacer cada cierto tiempo un alto en el camino, para
pararse a pensar, reflexionar y replantearse la forma de entender el mundo y de
enfrentarse a él. Es muy sano superar ciclos y buscar nuevos puntos de vista: acercarse más a
algunas cosas y distanciarse de otras; retomar algunas viejas costumbres y olvidar otras más recientes; replantearse el valor de ciertas cosas, qué es arriba y qué abajo, izquierda y derecha, la manera de medir el tiempo, de agarrar el tenedor del marisco, de beber, de escuchar música, de saludar a tus padres, de mirar a tus amigos, de meterse en la cama, de freír un huevo... y así, de paso, seguramente recuperaremos algo de la
ingenuidad, de la capacidad de sorpresa y del entusiasmo que hemos ido dejando por el camino con el paso de los años.
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