jueves, 28 de enero de 2016
275. Cambio climático
El cambio
climático ya no admite discusión alguna, pues son ya demasiadas las evidencias
de que el tiempo (o los tiempos) está(n) cambiando. Una de estas evidencias es
que, hasta no hace mucho, la época de apareamiento de la mayoría de las
especies animales solía empezar en primavera, pero en España, por lo menos este
año electoral, se están manifestando ciertos comportamientos propios de
animales en celo en pleno invierno. Uno pone la tele, da igual qué cadena, y no sale de su asombro al observar tanto comportamiento visceral, tanto
arrebato emocional, tanto frenesí y tanto afán, creo, copulador. Los noticieros
se parecen cada vez más a reportajes sobre la fauna y la flora de este país.
Uno ve los resúmenes de las negociaciones entre los distintos partidos con
representación parlamentaria y no puede sino hacer asociaciones (maliciosas)
con los documentales de la segunda cadena. Son reportajes con primeros planos
de pavos ibéricos paseando sus deslumbrantes plumajes por los reales jardines;
nos muestran perritos, con o sin pedigrí, que olisquean los culitos de sus
potenciales parejas sin mostrar ningún tipo de rubor; un gorila macho de
espalada plateada aparece de repente en escena rugiendo y golpeándose
con los puños en el pecho, a saber si para flagelarse por un desencuentro
amoroso o para ahuyentar a potenciales rivales; surgen zorros merodeando con
sigilo por los lugares más insospechados, no se sabe si con la intención de
buscar pareja o de zamparse a un inocente, cojo e incauto palomo; aquí y allí
se vislumbran hienas mirando a cámara con su fétida sonrisa; una veintena de
chimpancés, todos excitadísimos, de pronto dan en chillar, atizarse y morderse,
cual orgía sadomasoquista, se separan histéricos, cada uno encaramándose a su
rama, para, al rato, bajar de nuevo y volver a reunirse en amigable cónclave; y
todo ello con el león, el supuesto rey de la selva, semeja que harto de tanto
cortejo, bostezando indiferente en la sombra.
274. Sugerente y económica
En algún lugar
he leído que la diferencia entre pornografía y erotismo es que la primera
muestra y la segunda sugiere. De ser eso cierto, he aquí una fotografía
erótica, digna (y perdónenme el atrevimiento) de figurar en el calendario
Pirelli. Alegra tanto el ojo masculino como el femenino y, teniendo en cuenta
que la capacidad de imaginación de los amantes de la fotografía no tiene límites,
la misma fotografía podría servir para los doce meses del año.
domingo, 17 de enero de 2016
273. Línea verde
Él tenía los ojos castaños; había tomado su primer gintónic el día en que cumplió quince años; se había librado
de la mili por excedente de cupo y en una ocasión, en un vuelo Málaga-Madrid,
había coincidido con una estrella de la copla en la puerta de embarque del
aeropuerto; sufría de colon irritable y apenas hacía dos meses que se había
divorciado de una técnica en riesgos laborales que medía 1,67 m. Se subió al
tercer vagón del metro de la línea verde en Canillejas a las 8:47. Había cuatro
asientos libres, ocupó el que estaba más próximo a la puerta y abrió La
reina del sur por la página 129. Se pasó la mano por la barbilla y comprobó
que no se había afeitado.
Ella tenía los labios carnosos; le
chiflaban las aceitunas rellenas de anchoa y la primera regla le vino el día
que Felipe González firmó el Tratado de Adhesión de España a la Comunidad
Económica Europea; había roto con su novio de toda la vida por culpa de una
infidelidad de éste y en tres días se cumplirían dos años de la muerte de su
madre en un absurdo accidente de tráfico en la M-40. Esa mañana estrenaba un
suéter de lana virgen y desde que había subido al metro, en la estación de El
Capricho, intentaba resolver un sudoku de nivel intermedio.
Los dos apartaron la vista de sus
respectivos libros a un tiempo y sus miradas se cruzaron. Él la encontró guapa,
ella a él interesante. Ella se lo imaginó al lado de una chimenea en una cena
íntima con vajilla de diseño, velas y una música romántica de fondo; él, el
sabor dulce, suave y fresco del primer beso. Retomaron él la lectura de su
novela y ella la lógica numérica. El número 3 se repitió en la casilla del
medio y la reina del sur no conseguía huir de la página 130.
El convoy se detuvo en Alonso Martínez, ella se levantó y se dirigió a la puerta del vagón, allí giró ligeramente la cabeza. Durante el fugaz momento que duró el nuevo intercambio de miradas las dos almas se amaron intensa y apasionadamente antes de despedirse para siempre.
El convoy se detuvo en Alonso Martínez, ella se levantó y se dirigió a la puerta del vagón, allí giró ligeramente la cabeza. Durante el fugaz momento que duró el nuevo intercambio de miradas las dos almas se amaron intensa y apasionadamente antes de despedirse para siempre.
272. Lluvia
jueves, 7 de enero de 2016
271. Señales
A lo largo de
los tiempos los hados siempre se han destacado por ir dejándonos señales por el
camino con el fin de ayudar a orientarnos en la vida. Bien anunciándonos la inminencia de un momento
feliz que no deberíamos dejar escapar, bien poniéndonos sobre aviso de
peligros que nos acechan a la vuelta de la esquina y que se sería conveniente
evitar. Son muy pocas las personas afortunadas que saben leer con cierta
precisión esas señales del destino, por medio de lo que unos llaman don,
otros sexto sentido y otros talento o simplemente intuición. A lo largo de mi vida
yo también me he topado con este tipo de señales, las interpreté lo mejor que
pude y me ayudaron a tomar decisiones importantes, aunque no estoy seguro de si
para bien o para mal. Hace poco he vuelto a encontrarme con una de esas señales
y la registré con mi cámara para poder estudiarla detenidamente y con calma en
casa. Ha pasado ya más un mes y, por más que me esfuerzo, no consigo descifrar
el enigmático mensaje. Por ello ruego a toda persona que esto lea tenga a bien
hacerme llegar un comentario u observación con la esperanza de que entre todos
podamos proyectar un poco de luz sobre este misterio.
martes, 5 de enero de 2016
270. Loli y Ahmed
Loli y Ahmed
se conocieron en un crucero por el Mediterráneo y lo suyo fue amor a primera
vista. Él, viudo, era profesor de matemáticas en Trabzon, Turquía. Ella,
divorciada, trabajaba como empleada de banca en una sucursal de Llerena,
Badajoz. Los dos eran muy creyentes y eso al principio les ocasionó no pocos
problemas, pues ella profesaba la fe cristiana y él la del islam. Por ello
decidieron juntar sus ahorros e irse a vivir a Nueva Zelanda, y allí, en una
casita en medio de la verde campiña, viven ahora los dos solos, felices y
vegetarianos, entregados al amor, al cultivo del aguacate y a las enseñanzas
del budismo.
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