viernes, 28 de marzo de 2014
200. Nostalgias
viernes, 21 de marzo de 2014
198. Vándalos
De un tiempo
a esta parte en España uno tiene la sensación de estar viviendo en un país de
broma. Es como si con el estallido de la crisis de golpe nos hubiésemos
despertado de un plácido sueño y nos hubiésemos dado de bruces con una realidad
extraña y sorprendente, una realidad más propia de una película de los hermanos
Marx que de un país civilizado y serio. En su afán por
devolverle a la madre patria el esplendor del pasado, nuestros gobernantes no dejan de hacer
reformas: tocan por aquí, retocan por allí; cortan por un lado y recortan por
el otro; revocan leyes e imponen otras nuevas (que en realidad son ya muy
viejas), casi siempre leyes que restringen derechos y libertades, pero que, según ellos, son imprescindibles para adaptar España a los nuevos tiempos. Pero esta no es tarea fácil, pues son legión los ciudadanos descontentos que se resisten a aceptar tanto cambio estéril e
injusto. Entre estos ciudadanos descontentos hay auténticos vándalos que se dedican a boicotear
constantemente el trabajo de los ministros, por ejemplo, acudiendo a todo tipo
de manifestaciones, vistiendo camisetas con leyendas reivindicativas, escribiendo tonterías en sus blogs o deteriorando las señales de tráfico como la
de la foto, a la que por las noches suelen arrancarle el cowboy por lo cual una semana sí y
otra también es preciso reponerle el jinete.
Fotografía: Fernando Román Aréan
Fotografía: Fernando Román Aréan
domingo, 9 de marzo de 2014
197. ¿Qué crisis?
Antes, mi dueño me sacaba un ratito nada más, el
tiempo justo para orinar y después, hala,
otra vez a casa. Apenas me hacía caso y siempre estaba hablando solo, con un
cacharrito pegado a la oreja. Cuando yo quería jugar con León, el labrador nervioso; Atila, el beagle
gordito o cuando quería echarme unas carreras con Cuca, la cocker
presumida él me arrastraba a casa tirando de mí con la
correa. La comida que me daba no me gustaba nada, todos los días esas galletitas color
caca que sabían a pescado - con lo que odio el pescado. En cambio ahora, mi
dueño ya no tiene el cacharrito ese de poner en la oreja, habla conmigo, viste
ropa de hacer deporte y ya no me da patadas cuando le toco los pantalones con
mis patas sucias, ni le molesta que lo olfatee. Ahora me saca a pasear por la
mañana y también por la tarde, juega conmigo a 'tira la pelota y corre' y me hace
cosquillitas en la barriga - me encanta. Cuando nos cruzamos con León,
Atila o Cuca él siempre se para a hablar con sus dueños, y ellos hablan mucho de
perros, pues ahora el campo que hay cerca de casa siempre está muy concurrido por perros de todas las
razas y todos los tamaños. Algunos, en vez de jugar se pelean y se dan bocados, entonces
sus dueños dejan de hablar y acuden corriendo a poner paz. Mi dueño habla mucho
de mí, dice que está orgulloso, según él, porque soy una perra muy tranquila y
muy obediente. Pero también habla mucho de otros dueños, unos dueños que nunca
vienen por el campo, pero que él debe de conocer muy bien, pues se sabe sus nombres: Maiarno, Moronto, Llagardón, o algo así, y que deben de ser unos
dueños muy mal educados y muy brutos, pues pretenden que otros recojan las
caquitas que sus pitbull y sus doberman van dejando por ahí. Mi
dueño siempre dice que es por culpa de esos dueños maleducados por lo que él
ahora está siempre en casa y no gana dineros. Él lo dice como si fuese algo
malo y lo llama crisis. Yo no sé lo que significa esa palabra, sólo sé que ahora
vivo mucho mejor que antes: casi todos los días como comida caliente,
muchas veces arroz con salsita y trocitos de carne, que siempre sabe distinto y
huele muy bien, y paso mucho tiempo en el campo que hay cerca de casa jugando con
mi dueño, con León, Atila, Cuca y también con otros perros y con los dueños de
esos otros perros.
Idea original: Fidel Pérez Pena
Cásting: Adrián Pérez García
Idea original: Fidel Pérez Pena
Cásting: Adrián Pérez García
miércoles, 5 de marzo de 2014
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