martes, 28 de junio de 2011

48. La mirada de Sorolla

Pronto hará un siglo que el genial Joaquín Sorolla estuvo por Galicia buscando escenas para las estampas costumbristas que le había encargado la Hispanic Society of America de Nueva York. De aquella visita dan fe un par de cuadros en los que podemos admirar pinares, robles o una típica romería con vacas y gaiteros. El estilo pictórico de Sorolla no llegó a crear escuela en el país de la lluvia, del pulpo y de la muiñeira, pero sí dejó huella. Si no en la manera de pintar el paisaje, sí en la forma de mirarlo.

martes, 21 de junio de 2011

47. Intrusa

En fotografía no siempre es uno quien encuentra el objeto, sino que a veces es este último quien elige al fotógrafo. Eso es justo lo que me sucedió en esta toma, en la que yo pretendía fotografiar una torre de la iglesia de la universidad recortada sobre un cielo excepcionalmente azul para lo que estamos acostumbrados en Santiago de Compostela. Pero una farola, seguramente conocedora de mi predilección por ese tipo de mobiliario urbano se dijo ¿y por qué a mi no?, se plantó delante de la cámara, interfirió en el enfoque y posó con todo el descaro del mundo. Cuando me di cuenta ya era tarde y he ahí el resultado.

46. Mundos paralelos

En Cuba conviven dos mundos paralelos, coexisten revolución y dictadura, capitalismo y comunismo, ateísmo y religión, modernidad y tradición, eficacia e inoperancia, abundancia (de recursos) y escasez (de medios). Conviven en desharmonía un mundo de optimismo e ilusión y otro mundo pesimista y frustrante. Si partimos esta fotografía en dos partes veremos reflejados esos dos mundos paralelos: a la izquierda un coche de otro tiempo achacoso e inmóvil, estacionado junto a un edificio que necesita urgentemente ser saneado. La izquierda (geométricamente hablando, se entiende) es aquí una zona de sombras y carencias. La derecha, en cambio, es una zona de luz y movimento, donde la parte más iluminada es el capitolio, edificio que otrora acogió al parlamento, lugar por antonomasia donde se fundamenta todo progreso social. Un par de coches y camiones de los de ahora circulan por una calle semidesierta, probablemente trasladando a algún turista u hombre de negocios a una cita, o transportando mercancías objeto de una operación comercial que generará un beneficio económico al estado, a una empresa y a unos trabajadores. Siguiendo la línea invisible que separa esos dos mundos camina como una funambulista una joven cubana. Parece ensimismada y en cierto modo preocupada, probablemente no sepa todavía por donde tomar una vez llegue a nuestra altura, si a la izquierda o a la derecha. O quizás sí.

45. Manzanaranjas

Desde que regresó del País de las Maravillas, la hoy vieja Alicia mantiene secretamente un singular y sorprendente huerto en la trasera de su casa. Lo descubrí en mi último viaje a Oxford el verano pasado, época del año en que, según Alicia, maduran los batatamarindos, los espinacaquis, las fresandías, las limaracuyás, los lombardátiles, los pomelocotones, los pimientomates, los berenjenabos, los remolachampiñones, los acelgarbanzos, las calabazanahorias, el cebollapio, el boniatomillo o el jenjibrécol. Con mucha suerte y habilidad pude fotografiar una manzanaranja de ese huerto justo antes de que la anciana, extremadamente celosa de su secreto, la cogiese para esconderla en la despensa. Dado que Alicia no posee conocimiento alguno de genética creo que la existencia de ese huerto es una prueba irrefutable de que su fantástico viaje fue real y no una ficción fruto de la fantasía de Lewis Carroll.

martes, 7 de junio de 2011

44. Fenómeno paranormal

El pasado día 22 de mayo se celebraron elecciones municipales en todo el territorio nacional y autonómicas en algunas comunidades -entre éstas, y sólo por poner el ejemplo que me pilla más cerca, la Comunidad Valenciana–. Después de cenar me disponía a endulzar el paladar con una pieza de fruta mientras me iba enterando a través de la radio de cómo evolucionaba el escrutinio de los votos, cuando al pelar un plátano me llevé un tremendo susto: en vez de la pulpa sabrosa, tersa e inmaculada característica del popular fruto canario me encontré con un chorizo pringoso -o debería decir pringado- y de rancio tufillo. De esto ya hace casi dos semanas, pero el mal cuerpo que se me puso entonces aun perdura y, además, desde ese día mi casa huele a charcutería y está llena de moscas, una de las cuales tengo todo el día rondándome detrás de la oreja. Algo me dice que de un modo u otro los resultados de las elecciones autonómicas y este fenómeno paranormal están relacionados.

43. Una idea genial

Cuando en medio de una reunión de trabajo, -en pleno brainstorming, como se dice ahora-, se te ocurre una idea genial, justo en ese preciso instante y sólo durante unas milésimas de segundo, tu cerebro debe parecerse bastante a un búcaro de flores y la idea genial a una flor singular. Entonces un sentimiento de felicidad y satisfacción iluminará tu rostro, lo que será interpretado por algún mal compañero como señal y evidencia de que eres gilipollas. O eso creo.

42. El espíritu de Dalí

Si vas a pasar unos días a la provincia de Girona, es decir, si visitas Cadaqués, Port Lligat y te entran ganas de pintar; si viajas por los pueblos de la campiña y la forma de hablar de los payeses te resulta familiar y extraña a la vez; si te bañas en el Mediterráneo en una cala casi inaccesible y el mar te huele a coco, pa amb tomaca y escalivada; si te sorprende una tormenta de verano a orillas del Ter y no te importa mojarte; si te das un paseo por la zona monumental y te vienen ganas de entrar en una librería de las de siempre; si al caer la noche sobre la capital el cuerpo te pide unas copas de tinto del Empordá; si miras la hora y ves como el reloj se te escurre por el brazo como si estuviera hecho de crema catalana; entonces es que has sido tocado por el espíritu de Salvador Dalí. Suena surrealista, lo sé, pero es absolutamente real.