lunes, 9 de diciembre de 2013

186. Vacío

Hombre de costumbres fijas y hábitos sencillos; muy amigo de sus amigos y respetuoso con todo el mundo, incluso con aquéllos que no pensaban como él; una persona tranquila, a menudo socarrona, poseía un talento especial para la retranca y la ironía; en cualquier situación era una persona íntegra y cabal, por lo que siempre fue un referente en su entorno familiar. Era de esas personas que uno siempre busca tanto cuando le surge un problema, como cuando tiene algo que celebrar, pues él sabía escuchar como nadie y sabía también hacer suyas las alegrías ajenas como nadie. Poseía la bondad y la sabiduría de un Buda y los que tuvimos la suerte de tenerlo como amigo sabemos que gracias a los ratos que compartimos con él hoy día somos un poco mejores personas.
Parte de su biografía pertenece al ejército, y también fue –me consta- un buen soldado, un soldado real. Había pasado a la reserva, había vuelto con los suyos y retomado las costumbres de antaño: en sus ratos libres nunca dejó de frecuentar el bar de toda la vida (y sabido era que su presencia en la barra de un mesón le daba a éste tanto o más prestigio que una estrella Michelín). Pero su camino en esta vida no fue muy largo y, como suele suceder con las buenas personas, nos dejó demasiado pronto. Se fue como a él le gustaba hacer las cosas, sin hacer ruido y sin molestar, como el que se levanta del taburete para ir al baño y ya no vuelve nunca más. A algunos nos consuela saber que a su manera fue feliz, pues como decía Mahatma Gandhi “la felicidad es cuando lo que piensas, lo que dices y lo que haces están en sintonía” y él vivió siempre así. 
Amigo, te echaremos mucho en falta y no sé cómo haremos para llenar ese gran vacío que has dejado. Lo único que sé es que la vida ya no volverá a ser como antes, pues contigo se ha ido una parte muy importante de nosotros.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

185. fotohaiku nº 25

 








aquel sol daba
luz, calor y sentido
a tantas cosas