martes, 27 de febrero de 2018
jueves, 22 de febrero de 2018
345. No nos olvidemos de Haití
El día de hoy amaneció con una triste noticia. Forges, uno de los editorialistas gráficos más importantes de este país, nos dejó. Era un placer leerlo y también escucharlo en la radio. Su humor tierno, poco dado a estridencias, pero muy sutil, inteligente y preciso, condujo a muchos españoles de mi generación a través de la transición, la movida, la burbuja inmobiliaria y toda suerte de tramas de corrupción. La realidad política y social española siempre me pareció mucho más real vista a través de sus viñetas, eran como palcos vip en el circo político español, cuyos protagonistas parecían (y parecen) auténticas caricaturas de los personajes de Forges. Nos deja un gran legado, pero se va justo cuando más falta nos hacía.
Pero no te olvides de Haití!
miércoles, 21 de febrero de 2018
344. Sexo explícito
Hace tiempo fui testigo de una denuncia que intentaba presentar una anciana en la comisaría de la Policía Nacional. Al parecer, en la calle donde ella vivía los jóvenes practicaban sexo explícito dentro de los coches, algo a todas luces indecente, inaudito e intolerable y exigía que los agentes del orden se hiciesen cargo de la situación. El pasado viernes me topé con este coche y me acordé de aquella señora.
martes, 20 de febrero de 2018
lunes, 19 de febrero de 2018
340. Sombra bruja
Los habitantes del poniente europeo tenemos una relación muy particular con nuestra sombra. La misma Rosalía de Castro abordó esta idea en algunos de sus poemas. Si queremos dejar nuestra tierra, los gallegos tenemos que hacerlo siempre en día nublado o en torno al mediodía, pues al caer la tarde nuestra sombra alargada parece perseguirnos y le da a nuestros perfiles apariencia de fugitivos (ya lo dice el refrán: el cobarde, huye de su sombra). Y por mucho empeño que uno ponga en la huida, ningún gallego hasta hoy ha sido capaz de sacudirse su sombra de encima. Es como una especie de fuerza o raíz intangible que nos mantiene, para lo bueno y para lo malo, amarrados a nuestro terruño. Y a aquéllos que sí lograron escapar y ya están lejos, su sombra les señala constante, cariñosa y maternalmente el camino a casa. No sé si esto tendrá algo que ver con algunas supersticiones del rural gallego como “tener o coger la sombra” (ser víctima de un mal de ojo o de un embrujo), o si será por esto que muchos gallegos recelemos de nuestra propia sombra.
martes, 6 de febrero de 2018
339. Muro de las lamentaciones
Al final de la calle se encontró con un muro
infranqueable. Era un callejón sin salida. Otros habían estado allí antes que él y esculpieron sus mensajes
y sus lamentos en el muro. No estaba seguro si darse por aludido, si esos
mensajes eran un reto o una sentencia. Dudar fue un buen punto de partida, pues
eso le obligó a pensar.
domingo, 4 de febrero de 2018
338. Autos de choque
Es asombroso cuánta nostalgia cabe en una zapatilla… De adolescente esperaba las fiestas de San Juan con verdadera ansiedad y devoción. De toda la parafernalia festiva que inundaba el pueblo durante los días de fiesta con lo que más disfrutaba era sin lugar a dudas con los autos de choque. El nombre de la empresa [Autos de choque Morla – La Bañeza – León] forma parte de mi imaginario personal y el soniquete de bocinas que anunciaba el inicio y final de las carreras ocupa un lugar importante en mi memoria sonora. Mis amigos y yo averiguábamos ya el primer día cuáles eran los mejores coches: el rojo número 7, el plateado número 3, el blanco número 11. Eran los más rápidos y con los que se podían hacer las mejores piruetas sobre la pista. Incluso solíamos esperar en la plataforma cuando estaban ocupados hasta que alguno de ellos quedaba libre… Pero cuando alguna niña que nos gustaba estaba en la pista entonces nos subíamos en un bólido cualquiera y la perseguíamos para poder embestirla, a veces intentando hacerle el famoso bocadillo… Recuerdo una chica madrileña muy mona de coletas rubias que solía pasar parte del verano en el pueblo, a la que perseguíamos con especial encono. Con cada abordaje exitoso nosotros reíamos como bonobos vestidos de domingo, pero ella chillaba enojadísima y nos decía de todo: tonto, estúpido, salvaje, imbécil, cafre (la primera vez que escuchamos tal calificativo)… Pero nosotros éramos inmunes al desaliento, era la única forma que conocíamos para decirle a la chica que nos gustaba… Por las fiestas de San Juan yo siempre estrenaba un niki de cuello. Ese año llegué una noche a casa con el polo blanco y azul manchado de aceite de motor. Mi madre me regañó de lo lindo por haber estropeado el niki nuevo. No recuerdo muy bien si me castigó por ello (solía hacerlo con la zapatilla). Puede que no...
Fotografía: Antonio Otero Vilas
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