lunes, 9 de diciembre de 2013

186. Vacío

Hombre de costumbres fijas y hábitos sencillos; muy amigo de sus amigos y respetuoso con todo el mundo, incluso con aquéllos que no pensaban como él; una persona tranquila, a menudo socarrona, poseía un talento especial para la retranca y la ironía; en cualquier situación era una persona íntegra y cabal, por lo que siempre fue un referente en su entorno familiar. Era de esas personas que uno siempre busca tanto cuando le surge un problema, como cuando tiene algo que celebrar, pues él sabía escuchar como nadie y sabía también hacer suyas las alegrías ajenas como nadie. Poseía la bondad y la sabiduría de un Buda y los que tuvimos la suerte de tenerlo como amigo sabemos que gracias a los ratos que compartimos con él hoy día somos un poco mejores personas.
Parte de su biografía pertenece al ejército, y también fue –me consta- un buen soldado, un soldado real. Había pasado a la reserva, había vuelto con los suyos y retomado las costumbres de antaño: en sus ratos libres nunca dejó de frecuentar el bar de toda la vida (y sabido era que su presencia en la barra de un mesón le daba a éste tanto o más prestigio que una estrella Michelín). Pero su camino en esta vida no fue muy largo y, como suele suceder con las buenas personas, nos dejó demasiado pronto. Se fue como a él le gustaba hacer las cosas, sin hacer ruido y sin molestar, como el que se levanta del taburete para ir al baño y ya no vuelve nunca más. A algunos nos consuela saber que a su manera fue feliz, pues como decía Mahatma Gandhi “la felicidad es cuando lo que piensas, lo que dices y lo que haces están en sintonía” y él vivió siempre así. 
Amigo, te echaremos mucho en falta y no sé cómo haremos para llenar ese gran vacío que has dejado. Lo único que sé es que la vida ya no volverá a ser como antes, pues contigo se ha ido una parte muy importante de nosotros.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

185. fotohaiku nº 25

 








aquel sol daba
luz, calor y sentido
a tantas cosas

jueves, 14 de noviembre de 2013

184. fotohaiku nº 24










a algunas hojas
les cuesta abandonar
la rama seca

miércoles, 13 de noviembre de 2013

183. fotohaiku nº 23









caen las hojas
mas yo cierro los ojos
y es primavera

viernes, 25 de octubre de 2013

182. fotohaiku nº 22









ya está, dijo
hechos cinco sudokus
el estreñido

181. Cabreados

Cuando una masa de ciudadanos enfurecidos tomó la Bastilla, aquel 14 de julio de 1789, ni los gobernados ni los gobernantes sabían que acababa de ponerse en marcha la Revolución Francesa. Los unos sencillamente ya no podían más y se dejaron llevar por la rabia que producen la injusticia y los abusos de poder; los otros, aferrados a sus privilegios, no hicieron sino infravalorar el cabreo y sobrevalorar la paciencia de los primeros.

miércoles, 16 de octubre de 2013

180. fotohaiku nº 21









nunca has sido
tan bella como cuando
yo te miraba

lunes, 9 de septiembre de 2013

179. Congestión

En democracia las mayorías absolutas no siembre son buenas, bues existe el beligro de que quien las ostenta caiga en la tentación de gobernar sólo bara una minoría, lo cual es toda una baradoja. Y no digamos ya una mayoría absolutista como la que controla hoy día el barlamento esbañol y con la cual el gobierno de este baís cree legitimar sus bolíticas retrógadas, castradoras e injustas. Unas bolíticas cargantes que brovocan en muchos ciudadanos el desánimo y extrañas batologías, como congestión mental aguda, síndrome del arriero cabreado o intolerancia alérgica al uso de determinada letra del abecedario.

sábado, 31 de agosto de 2013

178. Ruleta rusa

Vuelven a sonar los tambores de guerra en Oriente Medio y, cada vez más, prensa y televisión muestran imágenes de soldados enfundados en sofisticadas armaduras que me traen a la memoria escenas de aquellas batallas entre el ejército imperial y las fuerzas rebeldes que tanto me hicieron disfrutar cuando vi por primera vez La Guerra de las Galaxias en el hoy desaparecido Cine París de A Coruña. Entonces, la tensión y la angustia que me produjo la amenaza de que el enfrentamiento entre aquellos ejércitos futuristas tuviese un desenlace trágico era un simple recurso narrativo, un mero juego estético-psicológico del guionista, pero lo que ahora me angustia y preocupa no es un recurso narrativo, ni un juego estético. Es un juego, sí, pero un juego muy peligroso, una especie de ruleta rusa que se viene jugando en Irak y en Irán; también en Corea del Norte y Pakistán, y ahora en Siria; hasta que un día un general envalentonado apriete el gatillo de verdad y nos mande a todos al carajo.

177. Ternura

Esta imagen me trasmite más ternura que la mayoría de esas estampas de parejas de enamorados paseando agarrados de la mano.

176. Sabiduría popular

La sabiduría popular dice que no es bueno perder la cabeza y que igual de bueno es tener siempre los pies en el suelo. Mas en la vida se presentan con frecuencia situaciones en las que ningún dicho popular, refrán, aforismo o consejo sirven de mucho.

viernes, 30 de agosto de 2013

175. Flores de otoño

Los días ya son más cortos y por la noche refresca, agosto llega a su ocaso y septiembre ya prepara el recibimiento del otoño, que en España siempre entra por poniente. Las flores lo saben y por eso ya están sacando sus ropas de abrigo para protegerse de las heladas y ponerle unas notas de color a ese cielo gris que cubrirá Galicia durante buena parte los próximos seis meses.

174. Distancia emocional

En fotografía, al igual que en otras facetas de la vida, la distancia emocional es un factor a tener muy en cuenta.

sábado, 24 de agosto de 2013

173. Cicatrices

Hoy se cumple un mes del accidente ferroviario de Santiago de Compostela en el que perdieron la vida 79 personas. Ya sólo (lo de 'sólo' es un decir) quedan 14 heridos ingresados en el hospital (ninguno de ellos en la unidad de cuidados intensivos), la línea de tren ya está operativa, las acciones judiciales para esclarecer las causas y buscar responsables parece que avanzan a buen ritmo, los dirigentes políticos afirman que se van a revisar y mejorar los sistemas de seguridad de toda la red de ferrocarril del Estado con el fin de que algo así no vuelva a suceder jamás (afirmación que, como cualquier otra promesa política, habrá que valorar con la debida cautela). Para los que fuimos testigos mudos de las impactantes imágenes que durante toda la noche nos retransmitió la televisión (a pesar de que el horror se estaba desarrollando a escasos metros de nuestros hogares), la vida sigue y la tristeza que nos produjo esa desgracia, queramos o no, con el paso del tiempo se irá diluyendo en otras tristezas que nos deparará la vida;  pero para los familiares y amigos de las víctimas las heridas tardarán aun muchos años en cerrarse, y en algunos casos lamentablemente nunca acabarán de cicatrizar del todo.

sábado, 17 de agosto de 2013

172. Peregrinos

No son pocos los peregrinos que un día pusieron rumbo a Santiago de Compostela y que, por una razón u otra, nunca llegaron a alcanzar su meta. Entre los que sí la alcanzaron, también están aquellos que, por alguna suerte de impedimento, incapacidad o sortilegio, no consiguieron dar con la entrada al templo donde poder dar por terminado el Camino depositando su gratitud, cansancio y felicidad ante la tumba del Apóstol. Por eso no es raro toparse una noche con alguno de estos desafortunados peregrinos merodeando alrededor del templo en busca de esa puerta que le permitiría entrar y encontrarse a sí mismo. 

171. Falsas apariencias

Lo que parecía una piedrecita con forma de corazón, un amuleto -una especie de trébol de cuatro hojas playero-, resultó ser un diente de tiburón.

170. fotohaiku nº 20









porque sonrío
habrá quien estime que
lo tengo fácil

169. Asimetrías vaticanas

Cuando una imagen es tan explícita sobra cualquier comentario. 

jueves, 25 de julio de 2013

168. Luto

Esta mañana al despertarme, prensa, radio y televisión me recordaron que lo que ayer vivimos en Santiago de Compostela no fue un mal sueño, sino una pesadilla cruel y real. Mientras desayunaba reparé en los programas de las fiestas que tenía encima de la mesa de la cocina y me volví a estremecer: el diseño del cartel de los fuegos me recordó el trazo de ciertos cómics del género de terror y las escalas de colores sobre fondo negro me sugirieron imágenes de luces de ambulancias, coches de policía y bomberos en la oscuridad. No es mi intención hacer aquí una crítica del diseño -ni es el momento ni lo creo necesario-, pues sé que son unas deducciones muy subjetivas fruto de mi estado de ánimo que hacen que vea en esos diseños algo premonitorio, como si estuviera escrito en el aire que una gran desgracia iba a suceder, como triste y lamentablemente así fue. Y poco más puedo decir. 

Desde aquí, que descansen en paz las víctimas y  a sus familiares y amigos mi más sentido pésame.

martes, 25 de junio de 2013

167. Mensajes

Hace tiempo, cuando aún bajaba a la playa en bicicleta, lancé al mar un mensaje en una botella. Casi lo había olvidado, pero esta mañana paseando por la orilla me la encontré tirada en la arena. Según me pareció entender en el ruido de las olas, el océano me la devolvía porque no encontró al destinatario. Y uno, que es tan ingenuo, todos estos años esperando una respuesta. 

viernes, 14 de junio de 2013

166. Revuelo en Santiago

En sólo dos años de gobierno la corporación municipal del ayuntamiento de Santiago de Compostela ha visto como varios de sus ediles han sido imputados en distintos procesos judiciales, alguno de ellos incluso en libertad bajo fianza. El concejal de obras lo ha sido por falsificar facturas, al de deportes la fiscalía lo acusa de tráfico de influencias, cohecho y falsedad documental. De las imputaciones por corrupción no se libra ni el propio alcalde. Un alcalde que en principio no estaba llamado a presidir la corporación municipal, pero que accedió a ese cargo a los pocos meses de celebrarse las elecciones en sustitución del número uno, quien tuvo que dimitir acusado por la fiscalía de defraudar a Hacienda. Otro aspirante a ocupar una concejalía ni siquiera llegó a figurar en las listas, pues antes de las elecciones fue sorprendido a las tantas de la madrugada mientras echaba una cabezadita al volante de su coche, parado y con el motor encendido, delante de un semáforo. Es que las campañas electorales pueden resultar vedaderamente agotadoras (y los efectos del alcohol imprevisibles). Todo lo que está pasando quizás se deba a que el partido ahora en el poder se ha tirado demasiados años en la oposición y eso genera mucha ansiedad. Y ya se sabe que la ansiedad nunca es buena, y menos en política. La gente de Santiago, incluso la que los ha votado, está que trina, pero en este país la justicia es lenta, exasperantemente lenta. - ¿Y qué tiene que ver todo lo que estoy contando con la fotografía? - Mucho, pues hace unos días se produjo un pequeño revuelo delante del ayuntamiento y fuimos muchos los que nos apresuramos a ver qué pasaba. Al principio pensé que las fuerzas del orden intergaláctico habían aterrizado en la plaza del Obradoiro para desalojar la casa consistorial y hacer un poco de limpieza, pero nada más lejos de la realidad: eran fans de la saga de La Guerra de las Galaxias celebrando no sé qué aniversario. - ¿O serían policías nacionales disfrazados ensayando para el gran día?

165. Tendencias

     Desde hace algunos años se está extendiendo por las ciudades de medio mundo una moda que consiste en colocar una figura de bronce a tamaño natural de un personaje célebre vinculado con el lugar. Y como Santiago tampoco es inmune a las modas y tendencias, pues también ha ido distribuyendo por su geografía urbana a sus famosos de bronce. Uno de ellos es el escritor Ramón María del Valle-Inclán, sentado en un banco del paseo de la Alameda desde el que se tiene una de las mejores vistas a la catedral.
     Este genial literato, a parte de por su portentoso dominio del idioma español de ambos lados del Atlántico y por su excelente obra literaria, también destacó por su fuerte carácter, por su fina ironía y por su forma directa y clara de decir las cosas, sin preocuparse nunca de si lo que decía gustaba o no al interlocutor de turno.
     Dos de las cosas que más detestaba Valle-Inclán eran la injusticia y la mediocridad, y tanto era así que con ocasión de una intervención quirúrgica a la que tuvo que someterse rechazó el ofrecimiento de donarle sangre que le hizo José Echegaray, aduciendo que la sangre del Premio Nobel de Literatura estaba llena de gerundios.
     No sé si la España que le tocó vivir a Valle-Inclán era mejor o peor que la que estamos viviendo nosotros ahora, tampoco sabría decir si los jurados de entonces eran más injustos que los de ahora (son mayoría los que pensaban y piensan que Benito Pérez Galdós era quien tenía que haber recibido el Premio Nobel y no Echegaray) o si los políticos de entonces tenían más talento que los que tenemos hoy día. Me da igual, pues toda comparación es odiosa y, además, cada generación tiene que batallar con las circunstancias y con los políticos que le han tocado en suerte, no queda más remedio. Pero aún así, uno se pregunta: si Valle sospechaba que Echegaray tenía su sangre infestada de gerundios, ¿qué no sospecharía en la sangre de más de un popular columnista político de hoy día? ¿los eufemismos altos, quizás? ¿la mentirina y miserina por las nubes? ¿exceso de ácido áulico? ¿atrofia de la glándula empática? ... Vete tú a saber.

miércoles, 12 de junio de 2013

164. Un rayo de sol


Cuando, a pesar de solsticios y equinoccios, los vientos soplan fríos y no deja de llover, cuando el cielo no puede con las nubes y la falta de luz impide ver las cosas con un mínimo de nitidez, cuando por encima se estropea el calentador del agua, el coche no enciende a la primera, tu jefe carece de empatía, la cuenta corriente está bajo mínimos y las muelas se te caen a pares, ¡cómo se agradece cada rayo de sol que se cuela por la ventana!

163. Placeres cotidianos

Además de otros puntos de interés, como la catedral o las distintas plazas del casco histórico, Santiago de Compostela posee también una red de parques y zonas arboladas que le pondrían los dientes largos a más de un promotor-especulador inmobiliario. Son espacios verdes que cuando luce el sol invitan a los paseantes a disfrutar de placeres sencillos y cotidianos como sentarse en un banco a la sombra de los árboles, fotografiar a nuestras dos Lilis Marleen particulares o gozar de una siesta a pierna suelta sobre un césped blando y mullido. Uno incluso diría que los empleados municipales compostelanos han tenido a bien señalizar de manera clara y visible los mejores puntos de sesteo de la ciudad.

162. Escuela de árboles

En alemán ‘vivero de árboles’ se denomina Baumschule (escuela de árboles) y viendo esta imagen resulta muy fácil imaginar el proceso mental que está en el origen de ese vocablo. Si no, fíjense con qué vocación, dedicación y paciencia el maestro se aplica en sus tareas docentes y con qué atención, interés y ganas de aprender escuchan los alumnos las enseñanzas del viejo profesor. Por suerte en España no tenemos escuelas de árboles, que si no nuestro ministro Wert (valor, valía, interés, en alemán) muy probablemente las utilizaría para formar maderos o para españolizar roures, faias y altzifre (*).

(*) robles, hayas y cipreses, en catalán, gallego y euskera respectivamente

jueves, 16 de mayo de 2013

161. Primavera

Sí, estamos en mayo, el mes de las flores, ese en que según el poeta los dulces amadores comienzan a bien servir. Mas por nuestras latitudes el tiempo semeja estar anclado en el mes de enero: los rosales sólo lucen espinas, las golondrinas se hacen de rogar y los vientos del norte sólo traen frío, lluvia y melancolía. Se diría que también la climatología está mal gestionada, y que políticos y banqueros han transferido la energía solar a algún paraíso fiscal.

lunes, 22 de abril de 2013

160. Flores

La semana pasada, en contra de lo que cabría esperar, una teleoperadora de la empresa de telefonía móvil con la que tengo contratado mi teléfono me solucionó un problema de manera rápida y eficiente y, además, me alegró la mañana. Mas no quiero dar aquí el nombre de la empresa para no hacer publicidad, en su conjunto posiblemente inmerecida, pues se trató de una segunda llamada y en la primera una chica torpe e inexperta no sólo no supo solucionarme el problema, sino que con su absoluta incompetencia casi consigue sacarme de quicio. Colgué e inmediatamente hice un segundo intento probando suerte en otro departamento (no recuerdo cuál), donde me atendió una chica con voz suave y risa dulce (al final de la llamada le provoqué un par de risas que sonaron tan sinceras y agradecidas como mis piropos). Y eso que empecé la segunda conversación telefónica tenso y mentalmente preparado para quejarme como es debido, mas según fui comprobando que Graciela, que así se llamaba la teleoperadora, no sólo entendía el problema, sino que también estaba dispuesta (y autorizada) a encontrar una solución (como así fue), mi tono de voz se fue relajando, volviendo suave y, al final, casi diría que zalamero. Y es que al igual que pienso que se deben criticar todas las incompetencias de manera amable y contundente, también creo que se debe agradecer, loar y premiar el saber hacer y estar con unas flores, ya sean naturales o verbales.
Por cierto, lo que hizo esta teleoperadora fue proteger mi móvil contra conexiones involuntarias a internet y reembolsarme en la próxima factura los 12 euros que me habían cargado injustamente por ese concepto.

159. Espíritu nacional

Las tertulias de algunas cadenas de televisión privadas provocan verdadero pavor. Es verdad que son cadenas con una audiencia limitada (o eso creo), pero también es cierto que cada vez se escuchan con mayor frecuencia los ecos de estos programas en los escenarios más insospechados: en el lugar de trabajo, en la cafetería de toda la vida, en la cola del cine, en la sala de espera del centro médico. Algunos personajes que acuden a estas tertulias para comentar la vida política del país echan mano de tales argumentos cuando ensalzan el espíritu nacional, cuando desarrollan toda índole de teorías conspirativas o cuando despotrican en contra de homosexuales, de intelectuales de izquierdas, de las feministas o de los inmigrantes, que si en una de esas mesas redondas participase el mismísimo Goebbels, éste creo que  pasaría totalmente desapercibido. Y es que con la crisis, España económicamente hablando ha retrocedido seis o siete lustros, pero espiritualmente está volviendo a los tiempos de la Santa Inquisición.

jueves, 11 de abril de 2013

158. Palabrotas

Hasta no hace mucho me pasaba las tardes jugando y corriendo por el prado con mis amigos y amigas de la granja. Por la noche dormíamos a resguardo del frío, de la lluvia y del viento; me encantaba oír las gotas de lluvia golpeando en el tejado de la cuadra mientras yo me arremolinaba calentita al lado de mi mamá. Entonces los días amanecían soleados, el desayuno era abundante y sabroso, y las tardes largas y divertidas. El amo estaba siempre de buen humor y cuando venía por el prado me acariciaba la espalda y me daba palmadas en las nalgas. Cuando mi mamá estuvo malita venía a verla varias veces al día y una vez vino acompañado de un señor que vestía una gabardina blanca y tenía cristales en los ojos y después mamá se puso buena muy pronto. Pero de un tiempo a esta parte el amo está siempre de mal humor y un par de tardes incluso se olvidó de traernos la merienda. El último temporal levantó el tejado de la cuadra y ahora llueve dentro, pero el amo no lo ha reparado y muchas noches mamá tiene que echarse encima de un charco. A veces tengo la sensación de que mamá me mira con cara triste, como si estuviese preocupada por algo, pero nunca me dice nada. Ahora el amo habla a gritos con todo el mundo, con la ama, con los niños, con los animales, y grita todo el rato palabrotas feas como euro, ministro, cuota láctea, impuesto, rajoy, caixagalicia, puta, gasoil, ruina, feijoo, pienso, beca, merquel y otras muchas. Esta mañana me despertó muy temprano y me hizo subir a un camión, muy enfadado y a empujones, y en vez de caricias me hizo daño. Ahora está allí al fondo, discutiendo con aquel señor que da a la cabeza y ha vuelto a gritar palabrotas, -euro, caixa, feijoo, pienso, ruina-. No sé lo que está pasando, pero tengo miedo y me están entrando ganas de llorar.

domingo, 7 de abril de 2013

157. Códigos

Hace años, en un pueblecito de la provincia de León por el que trascurre la ruta Jacobea, un viejecito con aspecto de duende (y sastre jubilado, para más señas) me contó que él había aprendido muchos idiomas hablando con los miles de peregrinos que durante años y años se habían detenido a beber en la fuente que hay al lado e de su casa. Afirmaba el anciano saber decir ‘hola’, ‘adiós’ o ‘buen camino’ en no recuerdo cuantos idiomas diferentes, y tenía también muchas teorías lingüísticas como, por ejemplo, que el brasilero era como el español, pero con muchas ‘h’ intercaladas. La afirmación no me pareció de mucho rigor científico, pero, en cambio, sí de gran contenido poético. - Y es que, ha veces, el mensaje no hestá en el texto, ni en el contexto tampoco, sino en el código mismo, como es el caso de hesta fotografía, donde el mensaje reside sobre todo en el código que ha de hutilizarse para interpretar la himagen, es decir, en la mirada distorsionada (e interesada) del fotógrafo, ese sujeto siempre dispuesto a, unas veces, levantar testimonio de lo que pasa, pero otras muchas, empeñado en reinterpretar su hentorno, en buscar la belleza oculta en lo cotidiano, en captar la poesía que hencierran las cosas del mundo que le rodea. ¿O hacaso no es hasí?

156. fotohaiku nº 19














con luna llena
mucho herrero enclenque
se cree orfebre

jueves, 4 de abril de 2013

155. Hospital

Dentro de un hospital el tiempo discurre de un modo muy diferente a como lo hace en el mundo exterior, unas veces fluye desesperadamente lento, otras frenético, como una piedra en caída libre; unas veces el tiempo avanza de forma lineal, con un orden lógico, otras dibuja bucles, va hacia delante y hacia atrás, como si las horas fuesen piezas de un puzzle que no quiere estarse quieto. Es un discurrir ficticio, literario del tiempo, pues en las habitaciones, salas, quirófanos, pasillos y demás dependencias del centro clínico suelen tener lugar relatos poéticos, trágicos y dramáticos; historias fantásticas, cómicas o de ciencia ficción; thrillers y roadmovies desestructuradas, viajes de ida y vuelta entre la lucidez y el delirio, durante los cuales uno puede alimentar sus miedos reviviendo viejas pesadillas que creía superadas, puede recuperar recuerdos que creía olvidados o resucitar sueños que ya había dado por perdidos. Todo ello, por supuesto, también es posible en el mundo real, pero dentro de un hospital todo es mucho más intenso, confuso, disparatado y alucinante: por la mañana uno puede sentirse protagonista de un relato de Juan José Millás; a la hora del almuerzo puede protagonizar un cuento de Charles Bukowsky, por la tarde, uno de Woody Allen y, por la noche, ser víctima del genio literario de Julio Cortázar.

miércoles, 27 de marzo de 2013

154. Europa

La Unión Europea empieza a desdibujarse, y cada día que pasa es menos unión, menos europea y es más monetaria, más insolidaria. Todo lo hecho hasta ahora -programas de movilidad de personas y mercancías y de intercambio de conocimiento, la creación de fondos de cohesión y desarrollo, el establecimiento de un marco donde la paz, la justicia, la estabilidad económica, el respeto por el medioambiente y el progreso parecían posibles- parece que tan sólo era una quimera, un sueño provocado por un par de políticos prestidigitadores. La relativamente breve e intensa historia de amor que vivimos millones de europeos con la idea de una Europa unida se está revelando como un matrimonio insoportable. Y esto es así, porque quienes en su día sembraron el sueño de la UE eran estadistas, tipos sensatos, políticos de talla movidos por ideales y con una gran amplitud de miras, pero los que ahora se arrogan el derecho sobre la cosecha, sobre los frutos de ese sueño son banqueros y especuladores, personas anónimas que esconden sus trapos sucios en las carteras de cancilleres, de ministros de economía y de presidentes de todo tipo. Y como suele suceder en casi todas las historias de amor, también esta vez a quien más les tocará sufrir será a los que menos se lo merecen.

martes, 26 de marzo de 2013

153. Tiempos pasados

El edificio verde que se ve en la foto es una escuela rural. Quedan cientos de ellos repartidos por toda la geografía gallega (y sospecho que también fuera de ella). En tiempos pasados fueron unas escuelas unitarias, diría que todas construidas sobre los mismos planos, con las que se intentó paliar el analfabetismo y atraso de las zonas rurales, al tiempo que se adoctrinaba a la población rural en los valores y virtudes del pensamiento franquista. La planta superior solía ser la vivienda para el maestro y su familia y la planta baja era un único espacio en el que se hacinaban entre veinte y treinta alumnos de todas las edades. A día de hoy algunas de estas escuelas (como la de la foto) continúan funcionando (y tengo entendido que muy bien), escolarizando a las niñas y niños en los primeros ciclos formativos. Pero muchos de estos edificios han dejado de ser centros educativos y han sido reciclados y convertidos en centros culturales, unos; otros, en albergues para peregrinos (los que están a lo largo de la ruta jacobea), en clubes sociales o simplemente están cerrados y sólo se abren en contadas ocasiones para hacer de colegios electorales. Y todos, operativos o no, son testigos mudos de un tiempo que muchos creíamos haber dejado atrás. Un servidor, que apenas ha cumplido cincuenta primaveras, aún llegó a conocer por dentro uno de estos centros educativos en la época, digamos, preconstitucional. Sólo fueron unos siete u ocho meses durante el curso 1968/69, mis padres habían emigrado a Suiza y hasta que se instalaron del todo en el país alpino me dejaron con los abuelos en la aldea. El maestro a cargo de aquella escuela rural (sólo para niños) era un hombre orondo, con más talento para hacer de carcelero que de maestro. Su método didáctico podría calificarse "de percusión", pues, en un vano intento en enseñarnos disciplina, geografía nacional-católica, álgebra elemental y lengua castellana, se prodigaba en el uso de varas de sauce y reparto de capones y bofetadas. El aula era muy austera, muy distinta a la que yo había conocido en el colegio del pueblo, y los pupitres muy rústicos. En la pared de enfrente colgaba una gran pizarra, encima de ésta un crucifijo y una foto de Franco presidían aquel templo del saber. A la izquierda de la pizarra colgaba un mapa de una España bastante descolorida y delante de éste estaba la mesa del maestro, sobre la que reposaban los palitos atados en fajos de a diez, con los que nuestro maestro nos ilustraba, muy solemne él, los conceptos de decena y centena. En el suelo, entre la mesa y la pared, había una lata de sardinas oxidada (tamaño pandereta) que servía como escupidera y en la que el maestro escupía con considerable puntería sus frecuentes flemas y gargajos. La planta baja contaba con dos váteres, de uso exclusivo para el cuadro docente, de esos sin taza, tan típicos en el sur de Europa, con sólo dos marcas para colocar los pies y en medio un inquietante agujero negro. Debido a la vorágine digestiva del maestro y a que las instalaciones sanitarias carecían de agua corriente ambos agujeros negros se atoraban cada dos por tres. Entre las tareas que el maestro encomendaba a los alumnos, además de proveerle de varas de sauce (que casi siempre probaba en las nalgas del proveedor) y vaciar la escupidera en el exterior de la escuela y volver a colocarla con agua limpia en su sitio, estaba el pasarse una mañana entera desatascando los agujeros negros con escobas viejas y cubos de agua traídos de las casas más cercanas. Recuerdo que este maestro a mí me tenía en cierta estima o consideración, porque no le daba muchos problemas de indisciplina, porque hablaba un castellano de pueblo y, de modo especial, porque (más por carencia que por virtud) no era muy dado a llorar. Así fue que un día consideró oportuno concederme un minuto de gloria delante de mis compañeros de clase, muchos de ellos mayores que yo. Él acababa de pegarle a un compañero muy llorón, que solía romper a llorar y gemir antes incluso de que la vara de sauce o la manaza del maestro impactase en su cuerpo, y me ordenó salir a la pizarra. Allí, delante de todos y sin venir a cuento, me propinó una sonora bofetada y antes de mandarme volver a mi asiento me puso la mano en el hombro y dijo algo así como: “Tomad ejemplo de este chaval, que no llora como vosotros, que parecéis todos unos gallinas”. No estoy muy seguro de si ya había cumplido o no los siete años.
Son recuerdos de una época triste, de una época que hasta hace muy poco parecía superada históricamente, mas con el preocupante rumbo que hoy día están tomando los acontecimientos en España, entre otros (y de manera bastante flagrante) todo lo que atañe a la educación, no es nada descabellado imaginar que en un futuro no muy lejano recuperaremos el uso intensivo de estas escuelas unitarias rurales, llenándolas con alumnos de hasta 18 años para españolizar (sic ministro Wert) a los hijos de los campesinos y trabajadores asalariados, al tiempo que se les forma en álgebra elemental, lengua castellano-vieja y geografía centrípeta. Llegados a ese punto, ya sólo nos quedará rezar para que al menos los maestros posean algo más de vocación y un mínimo de formación.