martes, 24 de enero de 2012

72. Punto de encuentro

En medio de la nada y a miles de leguas del horizonte más próximo existe un lugar donde antaño solían darse cita el amor propio y el ajeno (léase erótico-sentimental). Un lugar perdido y lejano, donde esas dos deidades menores se sentaban a parlamentar, a acercar posturas, o simplemente a hablar de sus cosas: de sus temores y esperanzas, de sus principios y prejuicios, de sus penas y alegrías. Un lugar lamentablemente hoy apenas frecuentado donde el silencio ha ido provocando un efecto frigorífico que disuade cualquier amago de nuevo acercamiento.



71. Papá Noel

Atrás quedó la vorágine navideña con todos sus arrebatos consumistas compulsivos, con toda su felicidad forzada y fingida, con todas sus vanas esperanzas e ilusiones. La vida va recuperando poco a poco su ritmo habitual y la gente ya vuelve a saludar como siempre, vuelve a sonreir con naturalidad y se (pre)ocupa más de lo concreto y menos de lo abstracto. Y es que la época navideña se parece mucho a una campaña electoral. En ambos casos nos abruman con consignas, frases hechas, promesas de felicdad y otras mentiras, ante las que buena parte de los contribuyentes, antes o después, acabamos sucumbiendo ingenuamente. Mas, como no hay mal quien cien años dure (ni cuerpo que lo aguante), de repente un día el ruido cesa y la vida vuelve a ser la de antes: reina de nuevo la normalidad, la resignación sustituye a la euforia y la indiferencia a la ilusión. Aunque siempre quedan residuos olvidados por las esquinas, como carteles de candidatos vencedores cuya sonrisa (ahora sí) comprendemos que ya se intuía falsa, o papá noeles agotados, resacosos y confundidos que parecen no saber cómo volver a casa.