En una ciudad centroeuropea, cuyo nombre ahora no recuerdo, me encontré no hace mucho a uno de estos fotógrafos, muy viejo ya. Tenía montada su cámara al lado de un estanque, pero no para retratar turistas o paseantes, sino –vivir para ver- aves migratorias. En un momento en que el viejo fotógrafo no tenía ningún cliente que atender me acerqué a él y le pregunté por qué hacía unos encuadres tan poco ortodoxos, donde casi todo era agua y apenas se veía al pato en una esquina. El viejo muy amable sonrió y me confesó que así se lo había pedido el propio pato, pues al parecer cuando llegara a su destino en África éste quería presumir un poco delante de las aves africanas de lo bien que vivía en Europa. ¡Menudo pájaro!
viernes, 30 de septiembre de 2011
64. ¡Menudo pájaro!
En una ciudad centroeuropea, cuyo nombre ahora no recuerdo, me encontré no hace mucho a uno de estos fotógrafos, muy viejo ya. Tenía montada su cámara al lado de un estanque, pero no para retratar turistas o paseantes, sino –vivir para ver- aves migratorias. En un momento en que el viejo fotógrafo no tenía ningún cliente que atender me acerqué a él y le pregunté por qué hacía unos encuadres tan poco ortodoxos, donde casi todo era agua y apenas se veía al pato en una esquina. El viejo muy amable sonrió y me confesó que así se lo había pedido el propio pato, pues al parecer cuando llegara a su destino en África éste quería presumir un poco delante de las aves africanas de lo bien que vivía en Europa. ¡Menudo pájaro!
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario