viernes, 27 de octubre de 2023

498. Realismo virtual

Realismo virtual. Así se podría definir la visión que de Santiago de Compostela ofrece el tren turístico a los visitantes de la ciudad del Apóstol. Nunca me ha gustado esa forma de moverme en una ciudad, ni en barco, ni en ciclotaxi, en autobús de doble piso, calesa o góndola. Ya puestos a hacer el ridículo, que sea a lo grande. Antes prefiero montarme en cualquier tren de la bruja en un parque de atracciones. Con todo, un día me pudo la curiosidad (o el morbo), cogí mi cámara, aboné los 7 euros del billete e hice el recorrido completo. El resultado era de esperar. En una ciudad donde las tres cuartas partes de las cosas más dignas de ver se encuentran en la zona peatonal, circular por los alrededores del centro histórico poco puede ofrecer a los visitantes. Menos mal que una audioguía les ofrece algunos datos de interés y les va informando acerca de lo que se oculta detrás de muros, edificios sin ningún tipo de interés o árboles. Lo importante es que los turistas estén entretenidos. La expresión facial de la mayoría de los viajeros adultos era seria, severa y compungida, más propia de alguien que está siendo víctima de un timo, que quien está pasando un buen rato. A los compañeros de viaje más pequeños lo que más parecía divertirles eran los saltos que daban los vagones al pasar por encima de un bache o de una banda rugosa. Toda una experiencia en el mundo en que vivimos, virtual como un sueño fantástico y real como una pesadilla.