En la vida se dan circunstancias felices y circunstancias infelices. Las primeras se celebran un rato y se marcan con la etiqueta 'recordar'. Las segundas se lloran lo justo y luego se olvidan. Ambas, de tener una cámara a mano, se pueden fotografiar para de alguna manera singularizarlas y sublimarlas y a otra cosa. Que la vida sigue adelante, fluye (huye) y no procede perder el tiempo, ni en fatuas celebraciones, ni en inútiles lamentos.
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