miércoles, 9 de marzo de 2011

33. Cita a ciegas














Ella - ¿Estás seguro de que habíamos quedado aquí?
Él - Segurísimo.
Ella - A lo mejor hemos llegado demasiado temprano.
Él - Que va, ya pasan tres minutos de las doce.
Ella - ¿Qué haces?
Él - Intento leer lo que pone en una placa de bronce que hay aquí en la
pared.
Ella - ¿Qué pone?
Él - A ver, “Es-t-aob-raf-ue-ina-u-gur-ad... Esta obra fue inaugurad...”
Ella - ¿No pone nada más?
Él - No, el texto acaba en puntos suspensivos.
Ella - Oye, a mí me parece que aquí no hay un alma. Esto está más vacío que
la hucha de un mileurista.
Él - Lo mismo pienso yo. Y esto empieza a darme mala espina, pues de
normal el padre Olegario suele ser puntual como un reloj suizo.
Ella - Tienes razón. Teníamos que haberle pedido al taxi que nos esperase.
Él - Ya, ...

Continuará... (si hay dinero)

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