miércoles, 18 de mayo de 2011

40. Casas encantadas

Hay algunas farolas en la Alameda que durante el día no son visibles y únicamente las podemos ver cuando se pone el sol, y sólo en noches de luna llena. Y es que en realidad non son farolas, sino ventanas de casas encantadas e invisibles. Si nos plantamos delante de una de ellas y miramos a la ventana con detenimiento, más tarde o más temprano comprobaremos que dentro de esa casa invisible hay vida y veremos pasar sombras de seres ocupados en tareas propias de un hogar, como llevar una prenda al armario ropero, coger un libro de la estantería, pasar una escoba al suelo, dar un pellizquito en una nalga a tu pareja o acercarse fugazmente a la ventana para ver que ha sido ese ruido ...
La última vez que me paré delante de una de estas casas encantadas me pareció ver unas sombras con un perfil un tanto peculiar, como si perteneciesen una a un torso masculino muy velludo, cuya cabeza estaba coronada por dos pequeñas protuberancias a la altura de la frente y otra a un cuerpo femenino desnudo y muy estilizado cuya espalda adornaban unas grandes alas de mariposa.

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