martes, 24 de enero de 2012

72. Punto de encuentro

En medio de la nada y a miles de leguas del horizonte más próximo existe un lugar donde antaño solían darse cita el amor propio y el ajeno (léase erótico-sentimental). Un lugar perdido y lejano, donde esas dos deidades menores se sentaban a parlamentar, a acercar posturas, o simplemente a hablar de sus cosas: de sus temores y esperanzas, de sus principios y prejuicios, de sus penas y alegrías. Un lugar lamentablemente hoy apenas frecuentado donde el silencio ha ido provocando un efecto frigorífico que disuade cualquier amago de nuevo acercamiento.



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