martes, 12 de junio de 2012

87. Deconstrucción fotográfica I

El pasado viernes tuvimos reunión general en el trabajo. Estas reuniones bimensuales son la única ocasión que tenemos para vernos las caras todos los compañeros y compañeras de trabajo, la mayoría de los cuales tenemos veinte o más años de antigüedad en la empresa. Y nos tenemos tan vistos unos a otros que los encuentros suelen resultar largos, tediosos, absurdos, estériles y desconcertantes. Al llegar a casa dejé el maletín del trabajo al lado del cubo de los desperdicios reciclables, me puse un pantalón de chándal y las zapatillas de estar por casa, cogí una manzana del frutero y una cerveza de la nevera y me encerré en el despacho buscando evadirme un poco de la realidad dando rienda suelta a mi espíritu creativo (ya que el lógico-práctico lo tenía hecho una piltrafa). Allí me senté al ordenador y me puse, primero a hurgar en mis archivos fotográficos y después a buscar nuevas vías y formas de expresión plástica con la ayuda del software de mi portátil. Fueron meros experimentos en un intento de aplicar, quien sabe, la deconstrucción a la fotografía digital. Mas como mis conocimientos de informática son todavía muy limitados el recurso que empleé en mi experimento fue muy sencillo: consistió básicamente en dejar macerar la tarjeta de memoria de mi cámara durante unos minutos en un chupito de absenta y luego, sin secar la tarjeta ni nada, pasé las fotografías al ordenador. Para tratarse de un primer intento el resultado, a mi modo de ver, creo no ha sido del todo malo. Pero, en fin, seguiré experimentando, tras otras reuniones generales, con otros archivos, otras ideas y otros licores.

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