lunes, 21 de enero de 2013

138. El espejo de la verdad

Me molesta la gente que abusa del condicional simple, de los pronombres y de los adjetivos descalificativos; la que con pasión sólo sabe hablar de dinero; la que cuchichea en presencia de terceros; la que quiere aparentar lo que no es; la que busca impresionarte inventándose un pasado; la que, hables de lo que hables, siempre acaba refiriéndose a sí misma; la que cuando te cuenta un problema apela a tu compasión y nunca a tu juicio; la que intenta ocultar sus defectos disfrazándolos de virtudes; la que te pregunta qué tal estás, sólo para poder contarte lo bien que le va a ella; la que confunde derechos con privilegios; la que cree que el mundo está en deuda con ella; la que no disfruta los éxitos si no es humillando al fracasado; la gente desagradecida e insolidaria; la que tiene el odio por virtud, especialmente con todo aquello que no entiende; la que cree que la vida ya no tiene nada que enseñarle; la que busca constantemente errores ajenos con los que justificar los propios; la que quiere hacerte amigo y confidente confesándote sus vilezas; y la que se ofende por cualquier cosa. Por el contrario, me gustan las personas que llaman a las cosas por su nombre y te miran a los ojos cuando te hablan; las que escuchan y siempre intentan comprenderte antes que juzgarte; las que no necesitan mentirte para que las creas; las que no hablan todo el rato de sí mismas o de la vida privada de otros; las que no se creen el ombligo del mundo ni mejor que los demás; las personas desinteresadas y campechanas; las que siempre tienen un minuto para ti y las que nunca desaprovechan la ocasión de demostrarte su estima; y las que sonríen cada vez que te saludan.
Las personas que incluiríamos en el segundo grupo son menos, pero con su saber hacer y saber estar compensan con creces los malos ratos que nos hace pasar la gente del primero. Aunque, a decir verdad, también es cierto que todos tenemos algo de ambos perfiles y será la relación proporcional entre lo que tengamos de uno u otro lo que nos aportará o restará virtud, es decir, la mayor o menor nitidez con la que nos veamos reflejados en el espejo de la verdad.

1 comentario:

  1. lo comparto en el face,..:)...
    intenso, real,complejo...veraz..muy veraz...

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