martes, 5 de febrero de 2013

144. ¡Qué desastre!

El panorama político en España, crisis económica al margen, es un auténtico desastre y va de mal en peor. Nuestros legisladores parece que trabajan para ponérselo fácil a los ladrones de guante blanco o a quienes tienen algún vínculo con altos cargos del partido en el gobierno. Basten como ejemplo el criterio arbitrario con el que se concedieron los últimos indultos (indultos fiscales incluidos) o las tasas judiciales creadas recientemente y que harán que muchos ciudadanos de a pie no puedan acceder a la justicia. Dudo mucho que en alguna democracia moderna se haya dado la circunstancia, como ha sido recientemente el caso en España, de que jueces, fiscales, abogados, profesores de derecho o funcionarios de juzgados se hayan manifestado tan clara y abiertamente en contra del rumbo que está marcando nuestro ministro de Justicia. Parecía éste un tipo abierto, moderno y dialogante, mas fue tomar posesión del cargo (o fue el cargo quien tomó posesión de él) y le cambió el gesto: cuando se pone serio y dibuja ese mohín apretando los labios como quien está a punto de gritar “ahora os vais a cagar” tiene todo el aspecto de un tirano de novela (de ‘garabato de un lechuzo’, como diría el insigne don Ramón). En los ámbitos sanitario y educativo se está llevando a cabo una privatización encubierta que, como ya está quedando de manifiesto, sólo beneficia a emprendedores afines al partido en el poder, muchos de ellos grandes expertos en la economía del pelotazo. Al paso que vamos dentro nada la justicia, la educación y la salud serán un privilegio sólo al alcance de unos pocos. Y es que tenemos un gobierno, con un presidente desubicado y políticamente enclenque al frente, que es para mear y no echar gota: de todos los ministros y ministras de nuestro gobierno el de Economía posiblemente sea el que mejor posa y mejor sabe poner cara de “esto lo arreglo yo en un periquete”, pero los índices económicos (con los triglicéridos de la prima esa de riesgo por las nubes) y su currículum en la banca privada antes de ser ministro no invitan a la esperanza precisamente; la ministra de Empleo (algo que tanto escasea en España) le gusta confiar sus acciones a la gracia y auxilio de la Virgen del Rocío y eso, con todos mis respetos a los símbolos religiosos, me parece tan arriesgado como volar en un avión cuyo piloto tiene la cabina decorada con estampitas de santos, herraduras de caballo, patas de conejo o ristras de ajos; el ministro de Asuntos Exteriores lo primero que hizo nada más ocupar su cargo fue recordarle a su homólogo inglés que Gibraltar es español (todo un alarde de habilidad diplomática y claridad de prioridades); el de Hacienda pone al país histérico cada vez que ríe con su voz aflautada como un zorro dentro de un gallinero; al de Educación y Cultura le precedía la fama de ser muy educado y muy culto, pero él se afana en demostrar lo contrario; la secretaria general del partido cada vez que se sube a un estrado más que a hablar de proyectos políticos parece que va a presentar una nueva edición de las aventuras de Pinocho y así podríamos seguir con otros muchos personajes, pues son muy pocos los miembros del gobierno o altos cargos del PP que no crispan al ciudadano con sus palabras o sus acciones. Y por encima, según se va proyectando luz sobre algunas tramas de corrupción, cada vez son más los gobernantes y más los altos cargos del partido que parecen estar implicados en turbias operaciones financieras. Hay fundadas sospechas de que algunos pesos pesados del Partido Popular, entre otros el mismísimo presidente del gobierno, han recibido dinero negro y no se les ocurre mejor prueba para demostrar su inocencia que hacer públicas sus declaraciones de renta. Pero, almas cándidas, que si es dinero negro no aparece en la declaración de renta y si aparece, ya no es dinero negro, que eso lo sabe hasta el ministro de economía. Que nos traten a los ciudadanos como a gilipollas lo entiendo, se lo pueden permitir con su gran mayoría en el Parlamento, pero que piensen que realmente lo somos eso ya cabrea sobremanera y nos toca las narices. Este equipo sólo lleva un año y poco en el gobierno, pero lo están haciendo tan rematadamente mal que la única salida que les queda es tirar de la cadena y convocar nuevas elecciones.

No hay comentarios:

Publicar un comentario