domingo, 7 de abril de 2013

157. Códigos

Hace años, en un pueblecito de la provincia de León por el que trascurre la ruta Jacobea, un viejecito con aspecto de duende (y sastre jubilado, para más señas) me contó que él había aprendido muchos idiomas hablando con los miles de peregrinos que durante años y años se habían detenido a beber en la fuente que hay al lado e de su casa. Afirmaba el anciano saber decir ‘hola’, ‘adiós’ o ‘buen camino’ en no recuerdo cuantos idiomas diferentes, y tenía también muchas teorías lingüísticas como, por ejemplo, que el brasilero era como el español, pero con muchas ‘h’ intercaladas. La afirmación no me pareció de mucho rigor científico, pero, en cambio, sí de gran contenido poético. - Y es que, ha veces, el mensaje no hestá en el texto, ni en el contexto tampoco, sino en el código mismo, como es el caso de hesta fotografía, donde el mensaje reside sobre todo en el código que ha de hutilizarse para interpretar la himagen, es decir, en la mirada distorsionada (e interesada) del fotógrafo, ese sujeto siempre dispuesto a, unas veces, levantar testimonio de lo que pasa, pero otras muchas, empeñado en reinterpretar su hentorno, en buscar la belleza oculta en lo cotidiano, en captar la poesía que hencierran las cosas del mundo que le rodea. ¿O hacaso no es hasí?

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