viernes, 7 de febrero de 2014

191. Lectura

Cuentan que el director de cine Luchino Visconti solía ser muy meticuloso y pefeccionista, y que cuando ordenaba montar un escenario quería que los decorados fuesen lo más reales posible y exigía que, por ejemplo, las maletas contuviesen prendas y objetos personales o que los armarios guardasen ropa colgada o doblada en su interior, aunque luego en las escenas tanto la maleta como el armario nunca llegasen a abrirse. En cualquier acto creativo esa minuciosidad casi siempre es una virtud, pero con frecuencia uno se olvida de (o no sabe) cultivarla. Por eso es de agradecer que de cuando en cuando nos recuerden cuál es el camino a seguir. En este caso ha sido Paula, una preciosa niña de 6 años, quien me aleccionó, leyendo con muy buena dicción y cadencia poesías de Neruda mientras yo fotografiaba sus manos y las de su abuelo. Y al mismo tiempo también me enseñó que las voces, los sonidos o los silencios también pueden ser “objetos” fotografiables - y que la lectura, incluso de forma indirecta, es un acto muy vivo y muy hermoso.

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