viernes, 21 de marzo de 2014

198. Vándalos

De un tiempo a esta parte en España uno tiene la sensación de estar viviendo en un país de broma. Es como si con el estallido de la crisis de golpe nos hubiésemos despertado de un plácido sueño y nos hubiésemos dado de bruces con una realidad extraña y sorprendente, una realidad más propia de una película de los hermanos Marx que de un país civilizado y serio. En su afán por devolverle a la madre patria el esplendor del pasado, nuestros gobernantes no dejan de hacer reformas: tocan por aquí, retocan por allí; cortan por un lado y recortan por el otro; revocan leyes e imponen otras nuevas (que en realidad son ya muy viejas), casi siempre leyes que restringen derechos y libertades, pero que, según ellos, son imprescindibles para adaptar España a los nuevos tiempos. Pero esta no es tarea fácil, pues son legión los ciudadanos descontentos que se resisten a aceptar tanto cambio estéril e injusto. Entre estos ciudadanos descontentos hay auténticos vándalos que se dedican a boicotear constantemente el trabajo de los ministros, por ejemplo, acudiendo a todo tipo de manifestaciones, vistiendo camisetas con leyendas reivindicativas, escribiendo tonterías en sus blogs o deteriorando las señales de tráfico como la de la foto, a la que por las noches suelen arrancarle el cowboy por lo cual una semana sí y otra también es preciso reponerle el jinete.

Fotografía: Fernando Román Aréan

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