Hay mensajes que aun entendiéndolos, y por mucho empeño
que uno ponga en ello, no resulta fácil (ni necesario, quizás) hacerse una
opinión al respecto. Y no digamos, hacer un comentario. Tuvo que ser en un
momento así cuando alguien dijo por primera vez aquello de “una imagen vale más
que mil palabras”.
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