viernes, 15 de septiembre de 2017

318. Todo cuanto está en mis manos

Su hija estudia en Barcelona, no sabe muy bien qué, algo relacionado con márketing o publicidad. Por suerte, cuando el atentado en las Ramblas, ella estaba de vacaciones en casa. La idea de que vuelva a darse otro atentado terrorista, a la madre la saca de quicio. Quiere que la niña deje Barcelona y se venga para Galicia. Pero la hija no está por la labor, - Mamá, no voy a encerrarme en casa por culpa de los yihadistas, quién te dice que me vengo a estudiar a Santiago y no hacen lo mismo en la plaza del Obradoiro. Le pide al padre que la apoye, pero él conoce de sobra a su mujer, sabe como se las gasta en estos casos. Él trabaja para una empresa catalana y con lo del proceso de independencia algunos compañeros empiezan a temer por su puesto de trabajo, – estas cosas sabes como empiezan, pero nunca sabes como acaban. Echan pestes en contra de los catalanes. Él no es tan pesimista ni tan visceral, los amigos catalanes que tiene no encajan con las actitudes de los que salen últimamente en la tele. En un hipotético caso de que Cataluña se independizase, dice, no se acabaría el mundo, tampoco si en vez de separarse Cataluña, se integrase Portugal, – menos la muerte todo tiene remedio en esta vida, sólo hay que buscárselo. Pero en todas partes todo se está haciendo tan mal, todo es tan falso, tan mezquino. En la otra parte del planeta un tonto y un idiota se amenazan con lluvias de fuego. En casa su mujer y su hija todo el día discutiendo. El Dépor que no levanta cabeza. Con este sol y con esta marea, se dijo al fin, me voy a pescar, es todo cuanto está en mis manos hacer.


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