Tanto que me habían avisado, “cuando practiques el pensamiento lateral, no te alejes
mucho de la senda, que luego te va a costar volver al discurso lineal”, mas no
hice caso. Me lo tomé a broma y ahora estoy perdido, buscándome a mí mismo en
lugares que jamás imaginé haber estado, avanzando y retrocediendo como un
funambulista por la coordenada del tiempo, con pasitos de plomo, intentando no
mirar al abismo. A veces intuyo sombras que me observan y resultan familiares,
pero no me reconozco en ninguna de ellas. También escucho voces de ánimo que me
infunden miedo, mucho miedo. Me llegan olores conocidos que parecen colmarme
de optimismo, pero de un optimismo evanescente, que dura lo que un suspiro. Me
temo que he ido a parar a una zona de sombra en la que la memoria tiene poca o
ninguna cobertura, ni para una llamada de emergencia.
(fotografía: Alberto Rey García)
No hay comentarios:
Publicar un comentario