Y un día el ángel de las alas rotas volvió a volar alto, muy alto. Muchas personas no confiaban en que llegaría ese día. Otros, en cambio, sí creyeron. A estos últimos el batir de sus alas les suena a música celestial. Y mientras el ángel se aleja volando y hasta que no desaparezca del todo tras el horizonte, seguirán su vuelo con la mirada atenta, llenos de nostalgia y orgullo.
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