cómo conforta
estar con uno mismo
en tierra extraña
En la vida se dan circunstancias felices y circunstancias infelices. Las primeras se celebran un rato y se marcan con la etiqueta 'recordar'. Las segundas se lloran lo justo y luego se olvidan. Ambas, de tener una cámara a mano, se pueden fotografiar para de alguna manera singularizarlas y sublimarlas y a otra cosa. Que la vida sigue adelante, fluye (huye) y no procede perder el tiempo, ni en fatuas celebraciones, ni en inútiles lamentos.
A la imagen de esta entrada la siguiente reflexión de J. Magnus Schwindler le viene como anillo al dedo.
"Aus der Nähe betrachtet hat das Leben keinen groβen Sinn. Aus der Ferne noch weniger. Aber betrachtet durch den Sucher eines Fotoapparats, eigentlich auch sinnlos, kann das Leben Emotion und vor allem Witz bekommen.”
J. Magnus Schwindler; (Un)sinn der Fotografie; Schönlüge Verlag, Mönchengladbach; 1994.
Mirándolo bien, la vida no tiene mucho sentido; mirándolo mal, menos. Pero si la miras a través del visor de una cámara fotográfica, a falta de sentido, la vida puede tener emoción y, sobre todo, gracia.
J. Magnus Schwindler; (Sin)sentido de la Fotografía; editorial Schönlüge, Mönchengladbach; 1994.