jueves, 7 de octubre de 2010

21. Pequeños placeres

Un vaso de agua fresca y unas onzas de chocolate amargo; el reencuentro con un viejo amigo; improvisar un viaje a un lugar nunca antes visitado; entrar en un bazar chino con espíritu de antropólogo; un avión surcando el cielo azul, como una bala de plata a cámara lenta; una canción de Van Morrison en un bar después de medianoche y, como no, mirar las manos de mi mujer cuando doblan prendas de algodón son para mi esos pequeños placeres que te hacen creer en la felicidad. Y también el final inesperado de un relato emocionante; el enstusiasmo reflejado en el rostro de un niño; cualquier dulce que contenga almendras; el primer trago de cerveza de una tarde de verano; un vuelo silencioso bajo los efectos de dos pastillas de lexatín; las gotas de aceite de oliva virgen fecundando una rodaja de pan recién horneado y, por supuesto, un paseo con paraguas sobre el tejado de la catedral.

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