lunes, 5 de diciembre de 2011

66. Mirón

Lo peor que le puede pasar a un mirón es dar con la morada de Medusa. Aún consciente del peligro que correría si sus miradas llegasen a cruzarse, su patológica curiosidad le impediría apartar la vista de la Gorgona, pues la pasión del mirón con frecuencia es más fuerte que su instinto de supervivencia. Eso explica por qué la mayor parte de las figuras petrificadas que adornan los jardines del castillo de Medusa llevan una cámara al cuello. Pues son legión los fotógrafos que, creyéndose quizás reencarnaciones de Perseo, infravaloraron la agilidad cervical de Medusa y la crueldad de su letal mirada.


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