Mañana
domingo, por fin, tenemos elecciones al parlamento de la Unión Europea. Digo
'por fin', porque llevamos un par de semanas escuchando a políticos repetir
automática y machaconamente las mismas palabras vacías de contenido, los mismos lugares comunes y las mismas mentiras de siempre. Cualquier
trilero de esos que intentan timarte unos billetes con sus juegos de cartas o
con sus cubiletes en las zonas peatonales concurridas tiene un discurso mucho
más hábil e inteligente que la mayoría de nuestros candidatos. En general, el circo que
acostumbran a montar los políticos españoles en época electoral a mi siempre me
trae a la memoria una película que vi hace muchos años, “La parada de los monstruos” creo que
se titulaba, y que me impresionó mucho. Igual que entonces, hoy tampoco sabría
decir cuál de todos los personajes es más patético o cuál de ellos me inspira
más miedo. Pero en España la víspera de una jornada electoral se considera
jornada de reflexión y eso sí hay que respetarlo, son las reglas del juego, y un servidor es lo que va a hacer: se sentará delante de su
ordenador a ver esta fotografía y reflexionará, vaya si reflexionará, todo lo que pueda.
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