Algunos objetos tienen la facultad de servir para una cosa y
para su contrario, cumplen con la función para la que han sido concebidos y
también para otra totalmente opuesta. Los de la foto son una buena muestra de
ello, sirven tanto para espantar pájaros como para atraer fotógrafos. Estos
últimos, en su afán de probar perspectivas y distancias, de captar el detalle,
los relieves, las texturas, se pasean por el sembrado como Pedro por su
casa; para desesperación del agricultor, al que se le plantea un gran dilema: si no coloca el espantajo los pájaros arruinarán su cosecha y
si lo hace lo haremos los aficionados a la fotografía.
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