miércoles, 28 de junio de 2017

313. Retratos low cost

Antiguamente la gente acudía, por lo menos una vez en la vida, al estudio de un fotógrafo para hacerse un retrato individual o de familia. Estos retratos posados solían hacerse en un decorado y rodeados de todo tipo de atrezo: columnas jónicas de escayola, búcaros de flores de porcelana barata o arcos románicos de cartón piedra. No pocas veces los lienzos del decorado mostraban escenarios reconocibles: pirámides egipcias, paisajes alpinos o murallas chinas. Pero hoy día todo se ha popularizado: ya no precisamos acudir a un profesional para hacernos un retrato y para inmortalizarnos ante una maravilla del mundo compramos un billete de avión en una compañía low cost, viajamos a un lugar exótico, nos plantamos delante del monumento más representativo del lugar y nos hacemos un selfie. A veces pienso que, a pesar de todo los adelantos y de todo el progreso, en el fondo las cosas no han cambiado tanto.

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