Llegará un día
en que una monja oficiará un enlace matrimonial entre dos mujeres o entre dos hombres en el altar
mayor de la catedral de Santiago de Compostela. Eso será señal
de que muchas cosas habrán cambiado para mejor en este país. Sé que no viviré
para verlo y seguramente ese día seguirá quedando mucho por hacer y habrá
muchas otras cosas por cambiar y mejorar. Uno no es tan iluso como para creer
que será la panacea, pero de lo que sí estoy seguro es de que ése será un país
mucho más justo que el que tenemos ahora. Entonces la sonrisa de Daniel
cobrará más brillo, otros matices y significados nuevos. Y mientras ese día
llega, sigamos soñando y peleando, permitiendo que la luz de las utopías nos
ilumine el camino.
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