domingo, 4 de agosto de 2019

387. Tarde apacible

Una camarera le trae una mantita a Isolina, hace un poco de brisa y ella se resfría en seguida. A mi izquierda, Remedios aprovecha para pedir algo de beber, tiene la boca seca. La camera quiere saber si prefiere agua o zumo. Como siempre, Remedios pregunta de qué es el zumo. De melocotón, responde la camarera. Como siempre, dice: entonces tráeme un vaso de agua. Creo que no le gusta el zumo. Ayer hizo lo mismo con el zumo de naranja, anteayer con el de piña. Se acerca el señor Pedro. Isolina y Chiruca lo saludan, pero él no responde, pasa de largo, ensimismado. Yo hace tiempo que no lo saludo, no es muy sociable. No participa en nada. No juega a las cartas, no hace gimnasia, no lee, no ve la tele, no habla, no sonríe. Manuela, a mi derecha, dice que ha quedado una tarde apacible. Hace algo de calor, pero con la brisita marina se está muy a gustito, añade Celia, mi compañera de habitación. Una podría dar una cabezadita, si no fuese por esas gaviotas tan ruidosas, se lamenta Isolina. El otro día una gaviota dejó caer una caca sobre el uniforme de Ricardo, comenta Carmen. Le pasó precisamente a él, que es tan pulcro y viste todo de blanco, con su chaquetilla blanca, su pantalón blanco, sus zapatos blancos. Con lo guapo que es y con ese uniforme parece un almirante. Carmen siempre está de muy buen humor. Se pasa horas y horas hablando de sus viajes. En el último crucero que hizo, nos dice, conoció a una prima de Isabel Pantoja con la que hizo muy buenas migas. Ahora son íntimas y se comunican por WhatsApp. No sé si todo lo que cuenta será verdad, me da que sólo quiere aparentar y provocar envidia. A Isolina le encanta escuchar sus historias, pero a mí me aburren. Pasa de nuevo la camarera y le pregunta a Remedios si quiere hacer pis. Miro el reloj. Ya casi es la hora de las visitas.


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