Sabido es que los perros con el paso del tiempo y fruto de la
estrecha convivencia mimetizan el carácter de sus dueños y acaban siendo su
vivo retrato. Y un retrato, como apuntó el maestro Castelao, puede ser más
cruel que una caricatura. No sé si esta fotografía es un buen ejemplo para
ilustrar esta reflexión, pero si no lo es, busquen Elliott Erwitt en Google,
otro de mis referentes fotográficos. Ahí seguro que encontrarán imágenes que
son auténticas radiografías del alma humana.
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