miércoles, 2 de junio de 2021

464. Fototerapia

Una de tantas frases atribuidas a Mario Benedetti que circulan por las redes sociales reza: “y cuando menos lo esperas, una canción te dice todo lo necesitas escuchar”. Dudo que esta frase, al igual que otras muchas que se atribuyen al vate uruguayo, haya salido de su pluma, pero es bien cierto que cualquier bella e ingeniosa reflexión luce más si se pone en boca de un gran poeta. Y ésta vaya si lo es. Pero lo mismo que Benedetti (o quien sea) dice de una canción se podría decir de una pintura o de una fotografía: “y cuando menos lo esperas, una imagen te muestra todo lo necesitas ver”. Ese domingo fue como un regalo, hacía un tiempo estupendo y salí temprano, cámara en ristre, a recorrer las calles compostelanas. No sé por qué razón, pero necesitaba sentirme extraño en mi ciudad de acogida y mirar la ciudad con ojos distintos, con otra mirada, de turista entusiasta, quizás. Al pasar al lado del mural, que habré visto cientos de veces, desde el coche o caminando, noté que el cuadro me quería decir algo (y/o yo tenía la necesidad de escuchar algo). Reparé en los detalles del cuadro: la expresión de la señora, los pliegues del delantal, el gesto de las manos, el cielo imaginario que parecía querer fundirse con el real... y de repente el mural se llenó de significados. Me evocó el último viaje de algunas personas que formaron parte de mi vida y que ya no están; me señaló a esas otras, entre las que me incluyo, deseosas y necesitadas de huir de esta pandémica realidad; me recordó a ese ángel de la guarda de alas rotas que sueña con volver a volar. Sueña con volar, vivir, viajar, no importa a dónde: Xurés, Valencia, Islandia, Nueva York o Samarcanda. El rato que estuve ahí plantado contemplando este mural, disparando cuatro o cinco fotografías de este rincón, por lo demás poco agraciado, de Santiago recibí una buena inyección de entusiasmo y optimismo o, lo que es lo mismo, ganas de volar. Toda una sesión de fototerapia.

(Mural de Joseba Muruzábal pintado en el lateral de un edificio situado en la calle Romero Donallo de Santiago de Compostela)

4 comentarios:

  1. En efecto, es un mural que hace pensar y sentir. Lo entiendo.

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    1. ... pasamos cien veces por un mismo sitio y no vemos nada y, de repente, un día descubrimos cosas que nos tocan ...

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  2. Maravillosa forma de mirar, de sentir, de expresar.

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  3. gracias, Vanessa, por esos tres maravillosos cumplidos

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