martes, 8 de marzo de 2022

480. Paluso

La entrada de este 8 de marzo de 2022 no podía estar dedicada a otra persona que a la creadora y alma máter de la Asociación Paluso, Chus Iglesias.

Paluso era el nombre del bar que ella y su marido, Serafín, regentaron en el santiagués barrio de Conxo, en el que en 1995 se organizó por primera vez una cena de Nochebuena para todas aquellas personas solas o familias que sintieran soledad. Una iniciativa que empezó como todas las grandes causas, poco a poco, y que luego fue creciendo hasta convertirse en lo que hoy es la Asociación Paluso. No voy a extenderme en dar datos acerca de esta iniciativa, pues para quien quiera documentarse hay abundante literatura en la red. Sólo quiero destacar que la Fiesta de Paluso es sólo la punta del iceberg de una ingente labor de ayuda a personas desfavorecidas de todo el entorno santiagués que se desarrolla a lo largo de los 365 días del año, con mucho cariño y también con mucha dedicación e inversión en esfuerzo, tiempo y dinero por parte de Chus y su marido, Serafín.

El nombre de Paluso es un acrónimo derivado de los nombres Patricia, Luis y Soana, los hijos de Chus y Serafín, dos de los cuales ya no están. A Chus la vida le ha dado muchos golpes, y aún le sigue dando, pero ella es una persona valiente y fuerte, muy fuerte. Pese a todos los golpes recibidos desborda humanidad, alegría, optimismo y unas ganas tremendas de vivir y ayudar a los demás. Posee carisma, mucho carisma, y un entusiasmo que contagia. Reparte abrazos, sonrisas, cariño y lecciones de vida con una generosidad que no conoce límites. Es de esas personas que en cuanto estás en su presencia notas que estás ante un ser especial, único.

Yo tuve la ocasión de colaborar este año por primera vez como voluntario en la cena de Nochebuena y en la comida de Navidad y desde el primer momento me sentí un miembro más de la familia Paluso. Fue una experiencia increíble y muy emotiva. Por supuesto que pienso repetir.

Quiero aprovechar esta entrada, Chus, para en primer lugar, felicitarte por la gran e impagable labor que realizas; en segundo lugar, agradecerte el haberme acogido con tanto cariño en tu familia y, por último, desearte una larga vida al frente de esta tu extraordinaria obra social.

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