187. Claustros
Durante
aquel paseo pude ver el tiempo alejarse en muletas, despacio entre las sombras
de los cipreses, perderse para siempre por el gran portón, y oír, quizás por
última vez, el eco lejano de aquellas palabras que nunca había llegado a
pronunciar, y fue entonces cuando percibí la serena soledad que inspiran los claustros
soleados en las tardes de otoño.
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