Las
razones más esgrimidas a la hora de justificar nuestra insolidaridad
ante estampas como la de la foto suelen ser del tipo: “esta gente
trabaja para las mafias extranjeras”, “ve tú a saber si detrás
del disfraz de anciana no se esconde una persona joven y sana”,
“dándoles dinero a esa gente estás fomentando ese tipo de
negocio”. Pero a lo mejor no estaría de más que de vez en cuando
aplicásemos el hoy día tan manido (sobre todo por los políticos
corruptos) principio jurídico de in
dubio pro reo y dejásemos
unas moneditas, por si acaso se tratase realmente de una anciana (da
igual de qué nacionalidad) que no tiene ni para comprarse una barra
de pan. Tengo que reconocer que he colgado esta foto en mi blog no
sólo para denunciar (hipócritamente) estos casos de injusticia
social, sino muy probablemente también para asear un poco mi
conciencia. Pero, esto último me temo que no lo he conseguido del
todo.
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