viernes, 26 de febrero de 2016

279. En eso estamos


Harto de asistir impotente e indignado a la bochornosa parada de políticos, banqueros y empresarios corruptos paseándose impunemente por los juzgados como peces (tiburones) en el agua, hace dos años decidí corromperme yo también. Por eso de un tiempo a esta parte por los alrededores de mi casa merodean unos extraños personajes que se dedican a cobrar facturas impagadas a los morosos. Primero apareció un señor de frac que me acosaba a todas horas con su maletín, hasta que un día se dio por vencido. Luego vino durante unas semanas un cobrador vestido de torero que se moría de vergüenza y tampoco tuvo éxito. Después le tocó el turno a un licenciado en derecho disfrazado del pato Donald, pero nada, y unas semanas más tarde a un payaso, muy buena gente, del que acabé haciéndome amigo y que incluso me invitó un par de veces a cenar en una marisquería de la zona y a unas copas en un bar de alterne. Todo este tiempo, claro, mis deudas no han parado de crecer y los cobradores cada vez tienen un aspecto más intimidador, son auténticos armarios y no atienden a razones. Yo empiezo a tener miedo, pero mi asesor financiero me aconseja que resista, que ya falta poco, que en cuanto mi deuda alcance los diez millones de euros ya no me pasará nada y lo más seguro es que acaben dándome un puesto en el consejo de administración de alguna multinacional del sector energético o de las telecomunicaciones. Y en eso estamos.

1 comentario:

  1. No ceses en tu empeño.Ah y no olvides perder la conciencia y los escrúpulos por el camino,o no serás un ciudadano respetable.

    ResponderEliminar