Por todas las
mujeres trabajadoras, especialmente por aquellas que se dejaron (y se dejan) la
salud y los mejores años de sus vidas en sacar una familia adelante, criando y
alimentando a unos hijos (con frecuencia, también a un marido torpe) o cuidando de un familiar enfermo, y que, en jornadas
de 24 horas realizaron (y realizan) tareas mal remuneradas en el trabajo y nunca suficientemente valoradas en casa.
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