jueves, 28 de diciembre de 2017

333. Por quién doblan las campanas

Siempre había odiado esas exposiciones públicas de cadáveres rodeados de coronas de flores. La muerte le parecía un trance demasiado íntimo como para convertirlo en un espectáculo obsceno. Detestaba a esas personas que se plantan delante del féretro y lo soban con sus miradas tristes, morbosas y asustadas. Pero al ver al otro lado del cristal a su mujer, llorando sin consuelo abrazada a su hija, empezó a sospechar que el difunto bien podría ser él.

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