miércoles, 27 de marzo de 2013

154. Europa

La Unión Europea empieza a desdibujarse, y cada día que pasa es menos unión, menos europea y es más monetaria, más insolidaria. Todo lo hecho hasta ahora -programas de movilidad de personas y mercancías y de intercambio de conocimiento, la creación de fondos de cohesión y desarrollo, el establecimiento de un marco donde la paz, la justicia, la estabilidad económica, el respeto por el medioambiente y el progreso parecían posibles- parece que tan sólo era una quimera, un sueño provocado por un par de políticos prestidigitadores. La relativamente breve e intensa historia de amor que vivimos millones de europeos con la idea de una Europa unida se está revelando como un matrimonio insoportable. Y esto es así, porque quienes en su día sembraron el sueño de la UE eran estadistas, tipos sensatos, políticos de talla movidos por ideales y con una gran amplitud de miras, pero los que ahora se arrogan el derecho sobre la cosecha, sobre los frutos de ese sueño son banqueros y especuladores, personas anónimas que esconden sus trapos sucios en las carteras de cancilleres, de ministros de economía y de presidentes de todo tipo. Y como suele suceder en casi todas las historias de amor, también esta vez a quien más les tocará sufrir será a los que menos se lo merecen.

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