martes, 21 de junio de 2016

292. Refugiados


Ayer fue el Día Mundial del Refugiado y en los medios de comunicación se habló todo el día del problema de los cientos de miles, por no decir millones, de personas desplazadas a causa de las guerras haciendo especial hincapié en los refugiados sirios, que aguardan a no se sabe qué hacinados en campamentos a las puertas de Europa. Se censuró la hipocresía y la falta de humanidad de las políticas de la Unión Europea. Se habló de todo ello con sinceridad, rabia y tristeza. Pero hoy ha sido el Día Internacional de la Música, algún candidato ha dicho una barbaridad en el trascurso de algún mitin electoral (como si eso fuese noticia), jugaba la selección española de fútbol y el asunto de los refugiados pasó rápidamente a un segundo, qué digo segundo, a un tercer o cuarto plano. El mundo es así, el presente pasa a toda pastilla, nadie tiene la culpa (mejor dicho, todos tenemos nuestra parte de culpa de que el mundo en que vivimos sea como es). Me imagino que a lo largo de toda la jornada de ayer más de un niño le habrá preguntado a alguno de sus progenitores: ¿Mamá (o Papá), qué es un refugiado? A lo cual el progenitor habrá intentado ilustrar a su retoño aplicando la más sincera y apropiada de las pedagogías. Y supongo también que algún que otro niño con las explicaciones recibidas se habrá imaginado algo parecido a lo que vemos en la fotografía que acompaña a este texto.

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