viernes, 14 de febrero de 2014

193. Oscilaciones

Unas veces los recuerdos asomaban cargados de nostalgia, otras veces, en cambio, estaban impregnados de rencor. Los sentimientos oscilaban como un péndulo de un extremo a otro, en ocasiones varias veces al día. Y lo que más miedo le daba no eran esas oscilaciones, esos cambios bruscos en su estado de ánimo, sino la posibilidad de que un día ese péndulo dejase de oscilar y se detuviese para siempre. Pues sabía que cualquiera que fuese la posición final del péndulo la situación acabaría resultando angustiosa.

miércoles, 12 de febrero de 2014

192. Negra sombra

La pancarta cuelga de la fachada de la facultad de filosofía de la Universidad de Santiago de Compostela (mejor dicho colgaba, pues las tempestades que azotan Galicia últimamente arrasan con todo –y no me refiero únicamente a los políticos-). Se trata de una original consigna que en gallego hace un juego de palabras con el sustantivo loito (luto) y la primera persona singular del presente de indicativo del verbo loitar (luchar), y que puede leerse como “luto por la ciencia” o también “lucho por la ciencia”. La pancarta trata de poner de manifiesto que los estudiantes de esta especialidad (entre otras) están movilizados para plantar cara a la ley que el gobierno español tiene la intención de imponer (y la necesaria mayoría parlamentaria para conseguirlo). Una ley a todas luces ideológica en la que los estudios de filosofía posiblemente sean los que peor parados saldrán, pues con la llamada Ley Wert el estudio de la Historia de España y de Religión ganan peso en los planes de estudio en detrimento de la Filosofía, la Ética y otras asignaturas afines. Y es que en su intento de perpetuarse por lo menos cuarenta años más en el poder, lo que menos le interesa al partido ahora en el gobierno son ciudadanos con capacidad crítica, personas que piensen por sí mismas y de manera distinta, pues sabido es que resulta más fácil manejar y manipular a ciudadanos que se mueven por instintos básicos, intereses económicos, dogmas y consignas de líderes espirituales que a personas que tienen por costumbre (adquirida en buena medida en colegios y universidades públicas) pensar, cuestionar, analizar, relativizar, aunque sólo sea un poquito.
En la facultad de filosofía uno se puede encontrar un día sí y otro también con estudiantes reunidos en asamblea discutiendo propuestas, iniciativas y estrategias con mucha pasión, convicción y entusiasmo. Por un lado, su ilusionante rebeldía e inconformismo son admirables, pero al mismo tiempo imaginar el futuro que les aguarda, y que para nada se merecen, provoca también mucha rabia y tristeza. Un futuro, además, que apenas deja margen de maniobra, pues ya está ahí, como una negra sombra, con toda su injusticia, con toda su inmisericordia y con toda su estulticia.

viernes, 7 de febrero de 2014

191. Lectura

Cuentan que el director de cine Luchino Visconti solía ser muy meticuloso y pefeccionista, y que cuando ordenaba montar un escenario quería que los decorados fuesen lo más reales posible y exigía que, por ejemplo, las maletas contuviesen prendas y objetos personales o que los armarios guardasen ropa colgada o doblada en su interior, aunque luego en las escenas tanto la maleta como el armario nunca llegasen a abrirse. En cualquier acto creativo esa minuciosidad casi siempre es una virtud, pero con frecuencia uno se olvida de (o no sabe) cultivarla. Por eso es de agradecer que de cuando en cuando nos recuerden cuál es el camino a seguir. En este caso ha sido Paula, una preciosa niña de 6 años, quien me aleccionó, leyendo con muy buena dicción y cadencia poesías de Neruda mientras yo fotografiaba sus manos y las de su abuelo. Y al mismo tiempo también me enseñó que las voces, los sonidos o los silencios también pueden ser “objetos” fotografiables - y que la lectura, incluso de forma indirecta, es un acto muy vivo y muy hermoso.

lunes, 13 de enero de 2014

190. Discursos

Había algo en la foto que no encajaba. La miraba desde todos los ángulos posibles, pero por más que lo hacía no lograba averiguar lo que era, lo que tanta confusión me producía. Decidí concederme un descanso, bajé la pantalla del ordenador y salí a despejarme un poco. Tras un largo paseo por el barrio entré en una cafetería, pedí un café y comencé a pasar las hojas del periódico que había sobre la barra: Sacyr dejaba en suspenso la megaobra del canal de Panamá, vender marihuana ya era legal en el estado de Colorado, la policía certificaba que Gürtel había sufragado gastos electorales del PP, el ministro de economía aseguraba que la creación de empleo en 2014 sería significativa. Nada nuevo, más de lo mismo. Pero de repente, mientras leía un resumen del discurso de nochevieja del presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijoo, se me encendió una luz y lo vi todo claro. Pagué el café y subí corriendo a mi casa, levanté la tapa del ordenador, abrí la carpeta FOTOS y mientras iba recobrando el ritmo normal de la respiración pude comprobar que, efectivamente, nuestro presidente me había proporcionado la clave. ¿Cómo había podido estar tan ciego antes de leer el resumen de su discurso? De golpe se disipó toda mi confusión, ahora todo era tan evidente: lo  que la fotografía mostraba no era una pizza como yo había creído en un principio. No era un pizza, sino una empandada gallega top less. Para que luego digan que los discursos de fin de año de los presidentes autonómicos no sirven para nada.

viernes, 10 de enero de 2014

189. Pecados, capitales

Pereza, París;
lujuria, Roma;
gula, Berlín;
ira, Atenas;
soberbia, Londres;
envidia y avaricia,
Madrid.

miércoles, 8 de enero de 2014

188. Volar alto

No se puede volar alto si no se tienen alas, como tampoco se puede correr bajo la lluvia sin mojarse, ni citar a Hans Magnus Enzensberger en una discusión de fútbol sin quedar como un pedante, ni dirigir un país en chándal sin parecer un idiota, ni hacerse una foto disfrazado de Cid Campeador sin quedar como un acomplejado, ni tampoco puede uno acariciar al perro de un ministro rabioso sin acabar mordido.
 
Pero, en cambio, sí se puede sacar al perro aunque llueva, salir a correr en chándal, leer a Enzensberger sin complejos, morder como un Cid Campeador cuando algún ministro pedante pretende recortarnos las alas y, por supuesto, también puede uno salir volando si quien dirige el país no se moja y sólo aspira a discutir de fútbol y a salir en las fotos sin parecer demasiado idiota.

187. Claustros

Durante aquel paseo pude ver el tiempo alejarse en muletas, despacio entre las sombras de los cipreses, perderse para siempre por el gran portón, y oír, quizás por última vez, el eco lejano de aquellas palabras que nunca había llegado a pronunciar, y fue entonces cuando percibí la serena soledad que inspiran los claustros soleados en las tardes de otoño.