miércoles, 5 de septiembre de 2012

100. Parlamento de Galicia

Los parlamentos son los templos de la democracia por excelencia. En sus salones de plenos se discuten y se aprueban las leyes que han de garantizar nuestras libertades, nuestro bienestar y nuestra convivencia en paz e igualdad. Mas últimamente soplan malos vientos y, al igual que sucede en Madrid, las leyes que se debaten (es un decir) y se aprueban en este edificio en vez de garantizar nuestras libertades, nuestro bienestar y nuestra convivencia en paz e igualdad, parece que lo que buscan es todo lo contrario. De ahí que delante de este templo de la democracia un día sí y otro también merodeen todo tipo de colectivos manifestando airadamente su indignación por los recortes que se vienen aplicando en la enseñanza, en la investigación, en la seguridad social; o por dar cobertura legal a las estafas de las cajas de ahorros, a los defraudadores fiscales y a los atracos a los funcionarios. Menos mal que cuando se remodeló este antiguo cuartel miliar para convertirlo en parlamento, allá por los años 80, los gobernantes de entonces obraron con espíritu previsor e hicieron rodear el complejo de esta empalizada de bayonetas gigantes, todo un alarde estético, disuasorio y protector que permite a nuestros actuales políticos discutir (es otro decir) y aprobar nuevos recortes con la tranquilidad, paz y sosiego necesarios.

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