lunes, 3 de septiembre de 2012

99. Gaviotas

Con marea baja la playa de Razo, en Carballo (A Coruña), ofrece la posibilidad de dar largos paseos sobre una arena fina, firme y húmeda. Paseos que son una auténtica terapia tanto para el cuerpo como para el espíritu. Este verano, todas las mañanas, a mitad de trayecto, me encontraba con una bandada de gaviotas apostadas en la arena que parecían mirar confundidas y resignadas al horizonte, como un batallón de soldados olvidados en territorio enemigo que espera ser rescatado por un buque anfibio. A mi paso algunas gaviotas echaban a volar asustadas, pero su vuelo era corto. Se las veía pesadas, cansadas, desentrenadas: levantaban el vuelo alborotadas, pero a los pocos metros volvían a posarse sobre la arena y recuperaban la actitud inicial. En cierto modo me recordaban a nuestros políticos mirando hipnotizados y confundidos los índices bursátiles y económicos, pues, al igual que las gaviotas, los políticos también levantan un poco el vuelo cada vez que algún agente europeo provoca que la bolsa suba unas décimas o la prima de riesgo descienda unos puntos. Pero los suyos son también vuelos cortos, pues un comentario de la canciller alemana, Angela Merkel, o del presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, frustra cualquier conato de euforia y devuelve los índices económicos a sus niveles iniciales. Y tanto las gaviotas como los políticos semejan no albergar otra  esperanza que la de ser rescatados, ya que por sí mismos se les ve incapaces de levantar el vuelo de manera definitiva.

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